Análisis de los ganchos para la ropa

Lo primero que tengo que decir al comenzar este análisis, es que he conocido familias donde le llaman «gancho para la ropa» a esto:

En mi casa a este objeto que sirve para colgar la ropa en los estántes roperos o clósets, le llamábamos «hombrera». Misterios del idioma castellano.

Los ganchos para la ropa a los que me refiero en el título, son éstos:

Antes, usaba ganchos de madera. Con el afán de ser ecológica y no contaminar. Sin embargo, no duraban nada. La madera se deshacía rápidamente bajo los efectos del sol y de la lluvia y los elementos.

Así que comencé a comprar ganchos de plástico. Los mejores que he comprado son los que se observan en la imagen largos y de color blanco. Agarran muy bien la ropa y no solamente eso sino que también sirven para cerrar bolsas de productos que no se han acabado, por ejemplo de las papas fritas para botana o del fab Foca para lavar la ropa. Esos ganchos los encontré en Chedraui y no volvieron a llegar.

Los otros ganchos no son muy buenos, no agarran bien la soga y la ropa se apachurra, tal como se observa en la imagen:

Una duda que siempre me he preguntado, a mi misma, es la posición correcta para colgar la ropa. Según yo, debe ser de cabeza, es decir la ropa debe quedar de cabeza en la soga, no es que una se tenga que parar de manos para realizar la operación.

A mi entender, así es como se debe colgar:

Esto es, las mangas quedan colgando en el aire, en lugar de sujetar la ropa usando las mangas. De igual forma al colgar pantalones, las piernas se sujetan a la soga, y no al revés. No sé si esta es la forma más idónea, así lo he estado haciendo durante años. Entiendo que no se estira la ropa con el peso de colgarla bien mojada.

Pues bien, este ha sido mi análisis referente a los ganchos para ropa. Gracias por su atención.

La esterilización de Marilyn

Gatita Marilyn Monroe llegó a esta casa muy bebecita. Tendríamos que esperar seis meses para que se le esterilice. Llegaron y pasaron los seis meses y yo, me hacía boba. «Después la llevo» «Otro día» «Mañana» «Luego» etc etc. Procastinación que le llaman.

Así hubiera continuado la situación, hasta que una noche, descubrí en la puerta de la casa a gatito Joe DiMaggio. Precioso gatito, grisáceo de los que llaman «Balam», apuesto, galante. La Marilyn no tuvo ni que pensarlo dos veces y se dejó llevar por los encantos de Gatito DiMaggio.

La esterilización de Marilyn no podía posponerse ni un minuto más. Gatito Joe DiMaggio ejercía todo su poder de atracción y era cuestión de momentos que tuviéramos la sorpresa de unos bebés gatitos aquí en la casa. Imposible.

De tal forma que la llevamos a una clínica veterinaria que se llama Zoomanía, excelente clínica y excelente trabajo de la Dra. Anette Milke haciendo el procedimiento. Estuvo 24 horas en la clínica y regresó a la casa.

No hubo forma de conseguir que Marylin no se lamiera la herida. Le pusimos su collar isabelino y media hora después ya se lo había quitado y escondido en un espacio atrás de la estufa imposible de alcanzar. Le pusimos un calcetín para tapar la herida y también buscó la forma de arrancarlo.

Se abrió la herida. Al final de este texto hay una foto de la herida abierta, pero, prudencia por favor, está muy fuerte y gráfica la imagen.

Llevamos a Marilyn a Zoomanía y ahí estará 7 noches hasta que se cierre bien la herida. Me dicen las personas que la están cuidando, que la herida está progresando bien, pero que ella está del peor humor del mundo. Mientras tanto, Gatito Joe DiMaggio, todos los días le trae un cádaver -de iguana, cucharacha o escarabajo- suspirando por volver a ver a Marilyn lo más pronto posible.

Fumar es un placer

Hay una canción que dice “fumar es un placer… fumando espero al hombre que yo quiero”. Nunca la he escuchado. Otras personas me la han cantado, solamente esas dos líneas. Entiendo que es una canción de los años 40. Aunque nunca la he oído, coincido muchísimo con el mensaje.

Mi mamá me decía: nunca fumes en la calle. Únicamente las prostitutas fuman en la calle. Tal vez a eso se refiere la canción con que “fumando espero al hombre que yo quiero”

Crecí en los años 70 en una familia donde todos fumaban. Papá, mamá, tíos, hermanos, primos, maestros, doctores. Era raro que un adulto no fumara. Los maestros daban sus clases fumando. Los doctores encendían su cigarrito al final de la consulta. Era lo más normal del mundo.

Poco a poco se fueron colando la aterradora realidad que hoy es ampliamente conocida. Lo malísimo que es fumar para la salud de todos, incluso de los que no fuman pero andan por el rumbo de los fumadores.

Es una lástima, porque de verdad, fumar es un placer.

  • Al tomar el cafecito
  • Al finalizar la comida
  • En medio de la plática
  • Cuando tiene uno que usar el cerebro
  • Con la cervecita, cubita, vodkita o lo que sea

Yo aprendí a fumar a los 17 años, nunca olvidaré que estábamos en una fiesta de quince años (es decir, se festejaba un cumpleaños número 15 de una amiga, y no que llegué a la fiesta de 17 años y salí de 32), en un lugar cerrado que se llama Club Campestre. Bueno se llama “Gran Salón del Club Campestre”. 

Ahora en la tercera década del siglo XXI la situación es otra. La última vez que fui al mismo lugar, para una graduación, si uno quería fumar tenía que salir hasta la avenida exterior, es decir, la prolongación del Paseo Montejo. Para lo cual era necesario atravesar todo el estacionamiento, que es enorme, y con tacones, porqué no. 

No gracias, no vale la pena. Me aguanto las ganas de fumar y se acabó. 

Dijo una persona: dejé de fumar, de tomar, comencé hacer ejercicio, comer sano y mi vida se ha incrementado en años. Otra persona dijo: no es que sean más años efectivos de vida. Es que si no fumas, no tomas, no comes grasa ni dulces, los años que vives se te hacen eternos. 

Se supone que es un chiste. 

Visa y humillación

Desde 2016 no tengo visa para entrar al país que se encuentra al norte de México. Cuando venció mi visa, me dije «mientras Donald Trump sea presidente, no quiero ir». La verdad es que no tenía los medios para ir ni para renovar la dichosa visa.

En las diversas ocasiones en que he tramitado la visa tanto para mi como para mis hijos, ha sido camino para la humillación. Antes, cuando el consulado estaba en el Paseo Montejo, escuchaba uno claramente las entrevistas que hacían a los demás. Las ejecutivas consulares estaban atrás de un vidrio y con un micrófono hacían las preguntas. Se escuchaba perfecto cuando decían «su solicitud de visa ha sido RECHAZADA» y yo en la silla esperando mi turno sudando frío muriendo de ansiedad.

Pensando: seguro me la van a rechazar a mi también…

Luego veía en Facebook las publicaciones de los demás: «ya tengo mi visa indefinida para entrar a Estados Unidos». Indefinida quiere decir 10 años, que era el máximo (no sé si aún sea así). Se regodeaban porque los vecinos les habían dado permiso de entrar a gastar sus dólares. Como si acceder a EUA fuera motivo de cacareo.

Pasaron los años, Donald Trump perdió las elecciones, y yo llené todo el papeleo para renovar mi visa. Entre las cosas que me preguntaron fue la razón de mi divorcio. ¿Qué les puede importar mi vida personal? Pero en fin, puse «irrenconciliable differences» y seguí con todo el cuestionario. Pagué la cuota en el banco, que no es nada barata y que se pierde en el caso de que le nieguen a uno su visa. El trámite lo realicé por ahí de agosto del año de la pandemia.

Me dieron cita en el consulado de Mérida, donde yo vivo, para enero 2021.

El 20 de enero de 2021, el día que Joe Biden tomó posesión como presidente, me llega un correo que dice que mi cita en el consulado ha sido cancelada, y que si quiero otra cita, tengo que visitar su sitio web hasta que encuentre una.

Pasaron las semanas, los meses y nada. No había cita. Así que hablé al número que aparece en el sitio web. Hello? me dijo la señorita, «no hay citas en Mérida. Le puedo agendar en Guadalajara, Tijuana o Matamoros»

Yo pensando rápidamente, si vale la pena hacer un viaje a cualquiera de esos lugares, sobre todo en términos de $$$ para conseguir la visa. Pregunté: ¿para que fecha sería la cita? «Para SEPTIEMBRE del 2023»

WHAT????? No señorita muchas gracias, mejor espero a que haya citas aquí en Mérida.

Creo que ya no volveré a EUA.

No leas esto si no has visto «Nomadland»

Voy a narrar la película y habrá «spoilers» así que si no la has visto, y quieres verla, mejor no leas esto.

Lo primero que voy a comentar acerca de Nomadland es que puedo saber la cantidad de arrugas e imperfecciones que había en la cara de Frances MacDormand a la fecha de la filmación, tantos primeros planos le hacen. Ella hace el papel de «Fern» una mujer viuda que decide agarrar sus chivas y salir por la carretera hacia quién-sabe-donde. La empresa dónde trabajaba quebró y como que se quedó sin ninguna razón por la cual seguir viviendo en esa comunidad, sin su esposo y sin empleo, y bueno, sin haber tenido hijos tampoco.

Me gustó de la película que no es catastrófica ni trágica, al contrario, ella siempre tiene gente que le ayude, siempre hay comida, techo, apoyo moral, ya sea de otros «nómadas» o de su propia familia. La película te deja esa sensación de esperanza y buena «vibra». Hay algunas escenas asquerosas, a mi no me gusta ver en cine gente haciendo del donas (o dicho de otra forma, haciendo caca), ni salivando ni nada que ver con fluidos corporales. Sucede muy pocas ocasiones, a Dios gracias, dentro de la trama.

Lo que más me gustó fue la cinematografía, cuando ella agarra su coche/casa y visita bosques, o lugares inhóspitos, sobre todo cuando visita el már, las escenas están perfectas y ella se integra muy bien a la zona donde se cuentra, de tal forma que Fraces McDormand deja de ser Frances McDormand y se convierte en una piedra, un árbol, o una gran ola de mar.

Al final ella decide seguir su camino de nómada, aunque le ofrecen una casa y una vida más estable, la rechaza para poder seguir sus aventuras y sobre todo seguir en compañía de ella misma, esa es otra parte que me gustó, ya que yo soy feliz estando sola, me encanta estar sola y pude identificarme perfecto con su decisión de seguir por esos caminos de Dios.

Algo interesante es que algunos personajes son reales, es decir, hacen de ellos mismos, son personas que existen, por ejemplo Bob Wells, quien es un Youtuber y un nómada famoso.

Qué bueno que me animé a verla. No fueron dos horas desperdiciadas.

Plumas

¡Mamá!!!! ¡Tú cuarto está lleno de plumas!!! -me lanzó el grito mi hijo, desde el piso de arriba al piso de abajo

Tratando de descifrar a mis hijos he perdido varios miles de mis escasas neuronas. «¿Lleno de plumas?» mi cerebro se esforzaba en entender. «¿Bic? ¿Atómicas? ¿rojas? ¿azules?»

Varias horas después, al terminar la jornada laboral «home office», subí y a mi cuarto y entendí lo que querían decir mis hijos. Mi cuarto estaba lleno de plumas, efectivamente, pero de pájaro.

No era la primera vez que Gatito Jack me dejaba una ofrenda. (Ni la última). Sin embargo, nunca antes me las había dejado en mi habitación. Las anteriores y las posteriores, me las dejaría en el jardincito de la casa. Muy cerca de donde me siento, precisamente, a hacer «home office».

Las plumas venían de dos ofrendas, dos torcasitas. Ambas estaban bien desplumadas. Una estaba viva aún. La tomé con mis manos y la llevé al jardincito. Espero que se haya recuperado y levantado el vuelo, libre, como la tortuga de la señora de la playa.

La otra torcasita sí estaba bien fallecida. ¡Pobrecita! Gatito Jack me salió muy cazador. Después de estas que dejó en mi cuarto, que por cierto, qué dificil es barrer plumas de ave, me dejó otra más en el jardín. Aquí está la foto.

Los pájaros que no son nada tontos, cada vez vienen menos de visita. Lo mismo los toloks, esos ya de plano no se aparecen. Tampoco las arañas ni las lagartijitas esas que hacen «SMUAK SMUAK». Gatito Jack es bastante territorial, por lo que veo. Espero que cuando le traiga un compañerito, otro minino, lo acepte con hospitalidad.

Nunca digas nunca

¡Ah! ¡Por fin! ya es hora de dormir. Ya cumplí mi jornada laboral, preparé la comida, lavé los platos, por la tarde caminé 5 kms y ahorita voy a leer mi libro y descansar.

Mis hijos están en sus respectivas habitaciones, están bien y saludables, Gracias Dios mio. Mi libro está interesantísimo ya leí dos, tres páginas zzz zzz zzz

La noche transcurre con calma, la casa está silenciosa, completamente a oscuras. Mis hijos y yo dormimos. A lo lejos, un grillo. Cri-cri-cri. Las luciérnagas iluminan con su luz la negritud.

zzz zzz zzz

zzz zzz zzz

Miau

Miau

Miau prrrrrrr ¡Miau! MiauMiauMiauMiauMiau

Medio intento abrir los párpados con mucho trabajo, y gatito Jack está mirándome fijamente, con su rostro a exactamente un milímetro del mío.

¡Miau!

Girando sobre mi propio eje, me doy la vuelta y quedo de frente al otro lado de la cama.

Ppprrrrrrr miau miau pprrrrrrr

Gatito Jack se sube a mi costado, queda como esos chivos que se cuelgan de las montañas más verticales, y continúa su discurso, cada vez con más indignación:

¡Miau! ¡Miau! ¡Miau!

Con su cabecita se acerca a la mía, a la altura de mi barbilla y empuja. Muy adormilada, levanto una mano y comienzo a hacerle cuchi cuchi, acaricio el lomo, la espalda, su cabecita. El ronroneo se intensifica pues Gatito Jack ha logrado lo que quiere; irónicamente, el ronroneo me hace dormir de inmediato.

zzz zzz zzz zzz zzz

¡Miau! ¡Miau! También hace un ruidido que no es miau ni tampoco prrrrr es como un pequeño grito. El círculo vicioso se repite: con maullidos me despierta, intento acariciarlo, se incrementa el ronroneo y me hace dormir, y de nuevo con maullidos me despierta.

Para mi la experiencia de ser mamá es maravillosa y le doy muchas gracias a Dios, sin embargo las levantadas por la noche porque querían leche o querían que duermas con ellos o quería Pablo mecerle la hamaca, fueron para mi un suplicio y duraron años, años de años. Cuando finalmente recuperé mis noches de sueño completas, me prometí a mi misma que nunca volvería a tener una mala noche.

Hasta que llegó Gatito Jack. Esto ya se volvió un hábito. Gatito Jack pasa la mayoría de la noche quién sabe dónde, y según mis estimaciones, por ahí de las 3 am o 4 am aparece en mi cuarto para hacer este número arriba descrito.

Finalmente me paro, bajamos las escaleras -esto en sí es otra aventura, pues se me enreda en los pies y varias veces he estado a punto de darme buenos porrazos- y le doy su desayuno y yo me preparo mi café.

Nunca digas nunca.

Fluida, Eléctrica y el día internacional de la mujer

Fluida y Eléctrica son mucho mayores que yo, y en cambio, entre ellas se llevan pocos años. Cuándo yo era chica y ellas no tanto, me decían: «Lucía, a ti te dejaron en una canastita en la puerta de la casa»

Muy asustada, yo las acusaba con mi papá, y mi papá, las regañoteaba: «¡¡dejen de molestar a su hermanita!!»

Al lado de la casa donde crecimos, en Itzimná, había una construcción muy grande, antigua y abandonada que pertenecía a la familia Aristi. Según me decían, en ese lugar hubo con anterioridad un hospital psiquiátrico.

Fluida y Eléctrica me decían «todavía quedan algunos locos en ese hospital… por la noche van a saltar la barda y entrar a la casa!!!»

Muy asustada, yo las acusaba con mi papá, y mi papá, las regañoteaba: «¡¡dejen de molestar a su hermanita!!»

Hasta que un día, mi papá se cansó de regañarlas, observó que ni Fluida ni Eléctrica le hacían ningún caso, por lo tanto, cuando yo iba a acusarlas, mi papá me decía «Pared, Lucy, pared» dando a entender que ellas eran como la pared y que no debería hacer caso a lo que la pared decía.

En una ocasión fuimos al Cine Maya a ver la película del Tiburón. Comenzaron con sus cosas Fluida y Eléctrica y mi papá, al no haber pared, me decía: «Pantalla, Lucy, pantalla»

Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el Día internacional de la mujer?

Fluida y Eléctrica me decían todo el tiempo que mi papá quería que yo fuera varón y que me llamarían Alvaro, como su hermano. Primero nació mi hermano Rafael, luego llegó Eléctrica, luego Fluida y muchos años después llega un nuevo miembro de la familia. De acuerdo a su relatoría, cuando yo nací y era obvio que no era un varón, mi mamá le decía: «mira Rafael, mira que linda nuestra hija» y mi papá dijo «¡no me interesa! ¡yo quería que fuera niño»

8 De Marzo Día Internacional de la Mujer – Radio Lagarto

Muy asustada yo iba con mi papá y le decía «papá, Fluida y Eléctrica están diciendo ¿qué tu no querías que fuera niña?»

Mi papá se quedaba callado una centésima de segundo. Ahora entiendo que era verdad que no quería tener otra niña -ya tenía a Eléctrica y a Fluida- pero, obviamente, no me lo iba a decir con todas sus letras. En su lugar, me decía: «Pared, Lucy, pared». Es decir = no les hagas caso.

Por lo tanto, ser mujer es algo que no elegí yo, que al parecer no era lo que todo el mundo esperaba, y ahora, 51 años después, no veo como porqué me andan felicitando por ello.

En fin.

Pared, Lucy, pared.

Me duele el codo

Por ahí de noviembre, me empezó un dolor de codo muy molesto.

¿Será porqué, a pesar de que algunas de mis blusas se llenaron de hoyos en la lavadora, las sigo usando así todas llenas de huecos? ¿Será porqué, no me importa comer algunos alimentos más allá de la fecha de caducidad? O, ¿será porque mi anillo favorito, que uso todo el tiempo, me costó $29 pesos en Shasa?

No, en este caso, estamos hablando de un dolor real, literalmente hablando, me dolía el codo. Me hice tonta todo noviembre, diciembre, enero, y casi acabando el primer mes del año, decidí atenderme, visité a una terapeuta física.

La terapueta, una doctora muy amable, me hizo una revisión de muñeca, antebrazo, codo, brazo y hombro y dictaminó: señora, a usted le duele el codo.

«Esto se debe a un exceso de uso de la extremidad. ¿Utiliza usted mucho su mano derecha?»

¿Qué si la utilizo mucho? Desde que nací, hace más de 51 años, mi mano y brazo derecha me sirven para todo exactamente todo absolutamente todo lo que hago. Como dijo Porfirio Díaz: «la izquierda no me sirve para nada».

–Le recomiendo -dijo la doctora- que trate de usar el brazo lo menos posible y ponerse esta cremita dos veces al día.

¡Claro! le dije, ¿cuánto cuesta la cremita?

A continuación me dijo un precio, la doctora, que me detuvo la sangre en las venas. Definitivamente, me estaba recetando una terapia para ambos dolores de codo, el real y el figurativo.

Ya no pude echarme para atrás, así que le pagué la dichosa cremita. Tuve que pararme varias noches en la Ave. Aviación (lo que sería la Ave. Sullivan en la CDMX) para juntar el dinero.

Eso sí, valió la pena, toda vez que la crema ha funcionado maravillosamente y, oh maravilla, ya no me duele el codo. Sin embargo me parece que es de esos remedios que si se dejan de usar, dejan de servir. Ojalá que no sea necesario seguir comprando la crema, por el bien de todos mis codos….

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Cuadrillé

Hoy hubiera cumplido 22 años de casada.

Las cosas son como son, no como uno quiere que sean. Cuando sucedió esto del divorcio, procedí a quitar mis fotos de novia, que tenía por toda la casa. Una amiga me dijo «no las quites, deja aunque sea una donde estés tu sola»

Pero no «pega», al contrario me parece un poco penoso tener fotos de novia cuando ya no hay matrimonio. A diferencia de la denominación «Familia Heisinger Cervera». Cuando me divorcié retomé una pasión que había abandonado, el punto de cruz o cuadrillé.

Últimamente he bordado cantidad y me encanta, me relaja, me hace feliz. Bordé un «árbol de la vida» y en el centro se supone que uno borda las iniciales de la familia. Le pregunté al sujeto, ¿habría algún problema que borde HC? y me dijo que mejor no, porque sería algo que no existe.

¡Un momento! Mi familia existe. Estamos mis hijos y yo. Ejemplo: nosotros los hermanos Cervera G Cantón: Fluida, Eléctrica, mi hermano Rafael y yo misma, somos la familia Cervera G Cantón, aunque mis papás ambos ya hayan fallecido. Bajo esa lógica, lo bordé en el cuadrito: HC

Y luego viene esto de comentar en redes sociales. La última vez que publiqué en facebook una situación, de inmediato llegó la llamada de alguien que estimo mucho: «¡No publiques tus problemas de divorcio en Facebook! es malo para tus hijos»

No estoy muy convencida. Mis hijos ya están grandes. Sin embargo, en atención a la persona que me habló, a la cual quiero, respeto, lo borré.

NOTA la situación ya se resolvió satisfactoriamente. A Dios Gracias. Y tal vez, al mismo Facebook.

Bueno, como dicen en los programas de 12 pasos, un día a la vez. Además, tenemos salud, empleo, comida y el maravilloso punto de cruz que me hace muy feliz.

Tolok vs Gatito

Esta es la historia:

En el muro de la casa, estaba colgado un tolok gigante. Como si fuera un reloj, verticalmente. Cuando digo enorme, me refiero a que el cuerpo del tolok era mayor que el cuerpo del gatito, y a eso habría que agregarle su larga cola (del tolok). Un reptil imponente.

Gatito Jack observó que el tolok estaba en el muro, y, dispuesto a defender a su familia de humanos; dispuesto a defender a Andrés, Pablo y Lucía; se acercó sigilosamente, con total elegancia. Como en un desfile de modas. Pero en silencio. (Ver diagrama 1)

Diag. 1 ubicación de los elementos descritos

El reptil se dio cuenta de que lo vigilaban, por lo que se descolgó y se pegó al muro lo más que pudo, al mismo tiempo que agarró un tono grisáceo cemento, idéntico al del mismo muro. Se mimetizó perfectamente, pero no tan perfectamente como para que Gatito Jack no lo vea; éste continuó acercándose con todo cuidado hasta que quedó nariz con nariz con el tolok.

Así estuvieron ambos, mirándose de frente, un microsegundo.

Vencido por la fuerte mirada del Gatito Jack y por su valor sin límites, el tolok arracó a correr a toda velocidad, con tan mala suerte que se direccionó hacia la piscina. Al acabársele el piso, pasto o terreno, se quedó volando encima de la pisicina unos segundos, con las patas girando como en las caricaturas. (Ver ejemplo)

ejemplo

Inmediatamente cayó al agua y se quedó flotando muy tieso.

Yo: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ¡ANDRÉS!! ¡PABLO!! ¡Qué vengan aquíiiiiii!!!!!!!

Andrés y Pablo bajaron de sus respectivas habitaciones no muy encantados de la vida. ¿Qué pasa? –preguntaron, arrastrando las palabras, los pies y las ideas.

¡¡¡Hay un tolok muerto en la piscina!!!!

Andrés fue por una especie de orqueta pero en lugar de tener una pinza en la punta, tiene una canasta y sirve para sacar hojas de la piscina. Con ella sacó al tolok, que seguía completamente quieto.

En lo que Andrés me preguntó qué hacer con el cuerpo y en lo que dilucidábamos un plan, el tolok, sorprendentemente, cobró vida, salió de la canasta, trepó por el muro y salió de la propiedad.

A la fecha, no ha regresado.

La generosidad es igual al sexo

Sucede que la hormona dopamina, la que se conoce como «feel good» se eleva cuando ayudamos, de la misma forma que se eleva cuando tenemos sexo o comemos algo delicioso.

En el caso del sexo o la comida, bueno, podemos entender que la biología nos hace sentir muy bien cuando nos sucede, porque de esta forma se perpetúa la raza humana y se mantiene vivo el hombre (o mujer). ¿y en el caso de la generosidad, ayudar a los demás, la filantropia? ¡también! Al no poder vivir como una isla, necesitamos de los demás, y los demás nos necesitan a nosotros. De tal forma que para garantizar la supervivencia humana, la hormona «feel good» polula en nuestro sistema cuando damos. Y si damos algo que nos cuesta trabajo dar, más aún.

Conozco una persona que es muy exitosa, ha ganado premios internacionales, nada en dinero como Rico McPato, sus hijos están sanos, su esposa muy bella. ¿Cuál es el secreto de tu éxito? le preguntaron. «Soy generoso», respondió.

No conozco todas la religiones, no conozco bien ni siquiera la mía que yo practico; sin embargo me atrevo afirmar que la generosidad, el ayudar al otro, está presente en la gran mayoría de ellas: judaísmo, cristianismo, islamismo, y en otras prácticas como la ley de la atracción o el budismo. Si ayudas, te va bien. Si eres generoso, te va bien a tí. Es que tiene sentido. Si Dios, el poder superior, el gran organizador, el mandamás, decide si va a ayudar al ser humano que repartirá la ayuda, que compartirá lo recibido o va a ayudar al egoísta que solo piensa en sí mismo, creo que definitivamente se decanta por la 1a opción.

Ayudar no debe ser algo que hago si puedo. Lo primero es resolver las situaciones de supervivencia, como techo, vestido, comida y salud. E inmediatamente, ayudar a los demás. Encuesta breve: ¿tú lista de pagos mensuales es como sigue?

a) renta, comida, medicamentos

b) mensualidades del coche y del club

c) Netflix, Amazon prime, Hulu, Spotify, Disney Plus

d) 18 meses sin intereses en Liverpool o el Palacio

e) persona que viene a ponerme las pestañas falsas cada quince días

f) gimnasio

g) gasolina para los coches, gas para la estufa, electricidad para la casa

h) iba yo a ayudar a los niños del Teletón pero será para la próxima

No tiene nada de malo gastar el dinero en lo que uno quiera, está muy bien, para eso está y personalmente creo que la mejor inversión es la creación de empleo. Al comprar todas esas cosas estamos fortaleciendo la economía y promoviendo la creación de empleo. Eso está muy bien. ¡Yo misma lo hago! El asunto es que en el inciso (b) inmediatamente después de lo indispensable y básico, se ponga el rubro «donativo, contribución, ayudar, apoyar» porque realizar esta acción de cierta forma mágica, misteriosa y maravillosa asegura que siga llegando el bienestar a uno mismo y a los demás.

Escribo esto porque ahí viene el Teletón este 5 de diciembre. Es una magnífica oportunidad para ayudar. A mi me conmueven los niños, cómo no, pero también las mamás, sobre todo las mamás. Sabe Dios a quien le manda sus retos, y si a mi no me mando esta prueba de tener un hijo con alguna discapacidad, le doy muchas gracias por su bondad (su GENEROSIDAD) y lo menos que puedo hacer es ayudar a esas mamás que tienen este reto en sus vidas. Ayudo con dinero y contribuyo al Teletón, eso es lo que hago.

F*R*I*E*N*D*S

Se ha desatado la controversia en Twitter acerca de Friends. Una usuaria preguntó, ¿cuál es la historia que te parece más controvertida? He aquí algunas respuestas muy interesantes e intrigantes:

El cambio físico de los protagonistas de «Friends»

Mónica y Richard siempre fue una mala idea como pareja; no está bien que tu novio sea amigo de tus papás y alguien que te conoció siendo adulto, cuando eras niña. En cambio, hay otras voces que opinan que Chandler y Kathy deberían haberse quedado juntos; y Monica debería haber terminado con Richard. Monica y Chandler no tienen sentido como pareja.

Mike (esposo de Phoebe) es muy pesado. David (el científico) era un personaje mucho mejor y agradable de ver y debería haber terminado con Phoebe, en lugar de Mike. Mike fue increíblemente egoísta cuando decidió que solo quería casarse con Phoebe cuando alguien más se lo iba a pedir.

Janice es realmente guapa y buena persona; todo el grupo son horribles con ella solo porque tiene una voz nasal.

Chandler no debió dejarse manipular para gastar todos sus ahorros en una boda

Joey + Rachel eran una mejor pareja que Rachel + Ross, éste último siempre fue muy manipulador y quejoso

Ross debería haberle dado una patada a ese tipo que se comió su sándwich. ¿Sabes lo irrespetuoso que es eso? Otra persona abre el refrigerador de la oficina y se come tu cena.

Tenían un estilo de vida completamente irreal para sus ingresos. Mónica era chef y Rachel mesera. ¿Cómo podrían un chef y una mesera costear ese apartamento en Manhattan?

Chandler sube y baja de peso según cambian las temporadas, y nadie dice nada al respecto

Ross y Rachel estaban «on a break», es decir, habían «cortado» como pareja. Aún así, Ross no debió haberse acostado con la chica de la fotocopiadora, el mismo día que «cortó» con Rachel quien supuestamente era el amor de su vida.

Joey era muy bruto, o no lo era en absoluto. El episodio en el que «habla francés» es la cumbre de su tontería, un episodio bastante incómodo.

La historia de Rachel y Joshua no tiene ningún sentido. Aparentemente, Jennifer Aniston había estado tratando de llevar a su novio al programa por un tiempo, pero cuando hicieron un papel para él (Joshua) estaban terminando y ella comenzaba a salir con Brad Pitt. Es por eso que la química está mal y tuvieron que acortar la historia para sacarlo del programa.

Rachel nunca debió haber bajado del avión

Camarones

Esto que voy a narrar, no me sucedió a mí, sino a unas personas apreciadísimas que tengo en la mayor estima.

No voy a decir nombres, para efectos de esta narrativa, diré que una de ellas se llama Diamante, su mamá se llama Estrella, y sus hijos (de Diamante) se llaman Aguacate y Radioactivo.

Los cuatro fueron al bellísimo puerto y ciudad de Progreso a darse un delicioso baño de mar. Diamante y Estrella decidieron quedarse a comer y al entrar al restaurante, observaron que en una mesa se encontraba don Víctor Manuel Cervera Pacheco, quien fue Gobernador del Estado muchos años (más de seis) y era una figura destacada en los ámbitos político, social y hasta cultural de Yucatán. 

Se sentaron Estrella, Diamante y sus hijos Aguacate y Radioactivo a ver el menú. Después de analizarlo unos minutos, Diamante llama al mesero.

-¿Dígame, Señora?

-Joven, para mis hijos voy a pedir unos camarones empanizados…

-¿¿Cómo?? -interrumpe Estrella- ¿¿CAMARONES??

Diamante y el joven mesero miraron a Estrella un poco apenados

-Si mamá, camarones, ¿qué tiene de malo?

-¡Estás pidiendo lo más caro del menú!! ¡¡los camarones son muy caros!!

-No mamá, no pasa nada –y mirando de nuevo al mesero le dice: “joven a mi me trae un cocktail de camarones y caracol”

–¿¿Cómo?? ¿¿CARACOL?? 

Estrella subía cada vez más el tono de su voz, de tal forma que los clientes que estaban sentados en las otras mesas, don Víctor Cervera incluído, voltearon a ver discretamente

Con tono rojizo en la cara, Diamente le dijo a su mamá: 

–Sí mamá, aquí traigo el dinero, el papá de Aguacate y Radioactivo me dio suficiente dinero para que comamos todos.

–¡No niña, eso no está bien! ¡¡Luego los niños no se terminan su comida y es un desperdicio!! 

Diamante eligió ignorar lo que decía Estrella, y le confirmó al mesero: “Joven, tráigame lo que le pedí”

El mesero tomó la orden de Estrella, un pescado frito, y se fue a dejar las instrucciones al cocinero. 

La comida siguió su curso, con un poco de disgusto por parte de ambas, Estrella y Diamante. A medio consumir sus alimentos, observaron como la mesa donde estaba Don Víctor se pararon todos y se fueron, no sin antes saludar desde lejos con la mano a ellas dos. 

Estrella vio confirmadas sus sospechas, ya que los niños no terminaron sus camarones. “¿Ves? ¡Te lo dije!”.

Llegó el momento de pedir la cuenta. “¡Vas a ver que va a salir en un montón de dinero!” Le dijo Estrella. Diamante, medio consternada, le dijo al joven que por favor, le traiga la cuenta. 

El mesero le respondió: “Señora, no se preocupe. Don Víctor pagó toda la cuenta de ustedes”

Costco Recalls Frozen Cooked Shrimp | Salmonella - Consumer Reports

Divorcio = Fracaso

El hecho de haber publicado en mi blog que me divorcié, tuvo sus consecuencias buenas y malas. Como todo en esta vida. Las buenas es que mucha gente se comunicó conmigo para ofrecerme su apoyo. Agradezco muchísimo sus palabras de aliento y compañía y las llevo en el corazón.

Las consecuencias no tan buenas es que hubo quien me dijo que esas cosas no se comentan abiertamente. Para bien o para mal, yo nací sin esa parte del cerebro que hace que me importe lo que opinan los demás. La verdad, si les parece bien o mal es asunto de las demás personas. Yo puedo decir lo que quiero (más o menos) y hay libertad de expresión (más o menos) y cada quien que con su pan se lo coma.

Pero hubo un comentario chistoso. Esta persona dijo que divorciarse es como un fracaso.

Dicen por ahí que el matrimonio es como una de esas piscinas o albercas de agua helada, en esa piscina los que estan adentro le están diciendo a los que están afuera que se metan, y le dicen que está delicioso y es una maravilla, y solamente estando adentro de la pisicina ya sabes de qué lado masca la iguana.

Si estás en la pisicina de agua fría (o pensemos, ya que vivimos en Yucatán, que es un cenote), estás en el cenote y al principio todo bien y muy chulo, pero pasa el tiempo y comienzas a sentir corrientes subterráneas, comienzas a sentir piedras de esas que hay en los cenotes que son muy filosas y puntiagudas, de repente se aparecen unos cocodrilos, ¿qué vas hacer? ¿quedarte en el cenote porque si te sales, se considera un fracaso? ¡Nel Pastel! ¡Nelson Mandela!

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Gracias a Dios hay ocasiones en las que podemos cambiar la situación en la que nos encontramos, para mejorar. Hay una frase que dice «todo cambio es para mejorar. Si no, ¿para qué cambias?» y estoy cien por ciento de acuerdo. También hay los que dicen que el matrimonio para toda la vida se inventó cuando la gente se moría a los 35 años…. pudiera ser.

Para concluir, re afirmo que para mi eso de que el divorcio es un fracaso me parece una idea muy mejorable. Es una etapa más de la vida como muchas que nos toda vivir… hasta que llegamos a la raya que está pintada y la cual no pasaremos. Tán Tán.

Cosas que pasan en las películas que nunca pasan de verdad

Soy una persona que tiene empleo -gracias a Dios– y he tenido varios en mi vida. He ido a muchas juntas, muchas muchas reuniones; he hecho visitas en sus oficinas a cantidad de gente, desde que comencé mi vida laboral hasta el día de hoy, unos 20 años más o menos.

Nunca, ni una sola vez, la persona a la que he visitado o del lugar donde sucedió la junta, me ha ofrecido un trago, un «drink» o bebida alcohólica. Nunca he visto que ninguno de ellos tenga un juego de vasos de cristal cortado con su botella, también de cristal cortado, con un líquido color café. Jamás he visto como toman hielos de la hielera, los ponen en dos o vasos, y sirven una porción del líquido en cada vaso, uno para mi y otro para él. De haberme sucedido, lo primero que pensaría es: «¿está tomando en horas de oficina? ¿qué clase de alcohólico estoy visitando?»

Otra cosa que nunca me ha pasado en la vida real, y que he visto mucho en las películas, es que la gente en el cine o la televisión se echa unos discursos larguísimos, sin equivocaciones, sin pararse a pensar o sacar sus apuntes. En la vida real, hablas con cualquier persona, cualquier persona, y te dice: «esteeeee» «¿ves?» «¿me explico?» o «¿me entiendes?»; además, seguramente se desvía para contar dos o tres mini historias o reforzar su argumento con estrategias como «lo lei en tal lugar» o «me lo dijo fulanito». De un tiempo para aquí, muy posiblemente interrumpa lo que está diciendo para ver su teléfono.

Otras cosas que pasan en las películas y no suceden a la realidad:

Llegas a una casa, tocas el timbre, y dos segundos después te abre la puerta precisamente la persona que estás buscando.

Enciendes la tele y están pasando justo el segmento de noticias exactamente donde querías que estuviera. Nunca he visto en una película o programa de TV, que prendan la tele y estén los comerciales.

Por último, el truco de tomarse una taza de café estando completamente borracho, y diez minutos después, ya estoy bien sobria gracias a mi café. ¡Ojalá! Bueno fuera.

Amo la Coca-Cola

Según la doctora, yo tengo la presión más baja del mundo. Mi presión es como la tela, 80 / 20 (o será 80 / 120?). Esto no me ocasiona más problemas que ser una dormilona, que para mi es una ventaja; tener frío casi todo el tiempo, otra ventaja; y de vez en cuando siento que me voy a desmayar. Pero, esto último, me pasa una vez cada cuatro o cinco años, muy poquito.

Cuando me siento que me voy a desmayar, la solución es deliciosa: una fría Coca-Cola, me la tomo y de inmediato siento como la vida y los colores vuelven a mi. Me renueva y estoy completamente lista para lo que sigue.

Cuando yo era niña en mi casa donde crecí no había mucha Coca-Cola. Recuerdo vagamente que de vez en cuando llegaba el camión y dejaba una caja o huacal con 24 botellas de Coca-Cola. Pero eso era rare ocurrance. A principios de los años 70s salió al mercado la «Coca Familiar» y cuando habían cumpleaños o navidades, compraban una de esa y tomábamos un vasito de Coca.

¿Resultado? De alguna forma crecí asociando la Coca-Cola con felicidad. Ya que solamente la tomaba en momentos felices, reuniones, fiestas, pastel de cumpleaños. Ahora ya de adulta, nada mejor que un vasito de Coca con sus hielitos cuando el calor está por los 40 grados y una siente que ya está a punto de entregar su alma al creador. Tomar una Coca reanima, recupera, llega la felicidad a nuestra alma y podemos seguir adelante.

La dinámica industria de la construcción del estado de Yucatán, no sería lo mismo, sin la Coca-Cola, estoy segura. ¿Que otra forma tendrían los trabajadores de la construcción para seguir bajo el sol ardiendo, si no pudieran reanimarse y refrescarse con una deliciosa Coca?

Yo no tomo alcohol desde el 2012, y cuando tomaba, generalmente me gustaba la cerveza. Rara vez tomé cubas libres, o uno que se llama París de noche que es brandy con Coca-Cola. No quiero ni pensar que hubiera sido de esas bebidas, preparadas con otros refrescos de cola de otra marca. Guácala.

¿Dolor de estómago? Desde niña me daban Coca-Cola con limón y quedaba como nueva. ¿gases estomacales? mismo remedio, funciona like a charm.

Voy al cine, bueno cuando no hay contingencia ni pandemias, me encantan ir al cine, pedir mis palomitas y mi Coca-Colota. No voy a Cines que no manejen productos de esta marca. No me interesa. La experiencia del cine no es la misma si no me tomo mi Coca-Cola, con poco hielo pero bien fría.

Claro que no faltará quien me diga que yo trabajo en la empresa que es embotelladora de Coca-Cola, soy feliz empleada de Bepensa desde hace diez años. Pero no, no es por eso. Amo la Coca-Cola desde que soy niña, y moriré amándola. En mi velorio, Coca-Cola para todos por favor.

Nuevas acciones en el mar

Hoy 4 de agosto hice algo nuevo. A mi edad, 50 años, no se hacen muchas cosas nuevas, y hoy tuve una idea y la puse en práctica y fue un completo fracaso, pero fue algo nuevo que no había hecho antes.

Me gusta meterme al mar. En Mérida le decimos «bañarnos en el mar»; ya adulta descubrí que en otras partes le dicen «meterse al mar» «voy a nadar» o de otra forma, pero eso de «bañarse» solamente por estos lares lo decimos.

OK decía yo que me gusta bañarme en el mar. Lo malo es que me aburro muchísimo cuando estoy dentro del mar. Cuando hay gente con la que puedo conversar, perfecto, no me aburro. Pero en estos días mis hijos y yo estamos en Telchac y ellos no son muy marinos y la única que se «baña» en el mar soy yo. Me encanta, además es muy saludable, pero me aburro mucho ahí metida yo sola.

Hoy se me ocurrió una esplendorosa idea. «Voy a meter mi libro al mar, y puedo leer mientras me baño». Mi libro y mis lentes, sin los cuales no puedo leer nada. El mar está bastante bajo, de tal forma que avancé y avancé hacia adentro del mar, por lo menos unos 100 (o más) metros y aún me llegaba el agua a la cintura. De color verde esmeralda, bellísimo.

Me puse los lentes y me puse a leer mi libro, así parada, pisando la arena, adentro del mar. No good. Motivos del fracaso:

a) debido a que hay menos gente, hay más peces. Se pasean a buena velocidad junto a mi y a veces chocan conmigo. Por lo tanto, no se puede uno concentrar en su lectura si los peces están rozando.

b) las olas venían y cuando pasaban donde yo estaba, yo subía y bajaba un poco, junto con la ola. Me pegué así una tremenda mareada. Si no hubiera estado leyendo, no pasa nada, es el vaivén natural de las olas. Pero tratar de leer y entender lo que leo, al mismo tiempo que sube y baja con las olas del mar, imposible. Me dí una buena mareada.

c) el libro se estaba mojando.

Por lo tanto, me salí del mar, dejé el libro en la playa, junto con mis gafas, y me volví a meter otros 30 minutos. Me aburrí muchísimo, pero no importa, vale la pena, con tal de bañarse en el mar.

Publicar comida

Desde que estoy en Facebook, cuando Mark Zuckenberg me invitó a ser parte de esta red social, hace muchos años, he visto cientos, no exagero, cientos de fotos de la comida de la gente.

A la gente le gusta publicar fotos de lo que come. Una búsqueda rápida en internet, cero científica ni muy profesional, dice que lo hacen porque: 1. es rápido; 2. genera muchos «likes» (es decir a la otra gente le gusta ver fotos de comida; 3. En ocasiones sirve para demostrar habilidades (si yo cociné lo que estoy fotografiando) y 4. Son fotos atractivas (en este punto difiero un poco porque, por citar un ejemplo, la cochinita es deliciosa pero NO atractiva, ni viva ni muerta ni cruda ni cocinada).

Yo casi nunca publico lo que como, excepto una breve temporada que me dio por hacer diversas recetas de charritos y postearlas, como para contribuir a la cultura culinaria local y a la variedad en la alimentación yucateca. Excepto eso, no acostumbro tomarle foto a la comida, se me hace porque soy muy muy comelona y golosa, y yo lo que quiero hacer con la comida es comérmela no fotografiarla.

No le había dedicado más pensamientos al tema hasta hoy, que vi un comentario en Facebook, precisamente, de una persona que me parece inteligente, diciendo que es de la peor educación publicar fotos de comida porque hay mucha gente que no tiene ni lo más indispensable para comer y ahí andan «contando dinero frente a los pobres» con sus fotos de sus exquisitos platillos.

Me dejó pensando y por eso escribo este post en mi blog. ¿Será entonces, una mala educación publicar lo que comemos? A mi me pasa un poco con las fotos de viajes. Pero en mi caso, dependen mucho de la persona. Si la persona que las publica me cae bien, es como que yo misma disfruto el viaje y me encanta ver las fotos y leer las anécdotas; más de una vez me ha motivado para investigar un poco más acerca del lugar y su historia. Pero si quien publica la foto del viaje me cae mal, entonces pienso: «QUEMA MUCHO EL SOL pero que necesidad tiene esta bruja de que todos sepamos a donde la llevó su escoba».

Brujita con escoba

En cambio las fotos de comida me dan igual. Tal vez, porque a Dios GRACIAS tanto yo como mis hijos y mi familia y amigos, todos hemos comido caliente tres veces al día. REPITO: GRACIAS A DIOS. Por otro lado, si yo no viajo, no pasa nada, pero si no como, si pasan muchas cosas. Tal vez por eso sea más delicado publicar comida, que fotos de viajes.

Hay que tener cuidado con lo que se publica. ¿Qué si no?

Las barras de acces – no de pan francés

Yo soy una persona convencida de que las cosas pasan por algo. Y que los tiempos de Dios son perfectos. Todo lo que sucede a uno durante el día, durante su vida, sucede en el momento exacto, que tiene que pasar. No antes ni después.

Tengo esta amiga muy querida que conozco desde la infancia. Ella se ha vuelto experta en el tema de «barras de access» que es un forma de terapia, novedosa, para «reacomodar la energía». Esta definición es mía y la terapia va mucho más allá de eso, pero como no soy docta en el tema no quiero agregar mucho más. Solamente comentaré que está clarísimo que somos energía, todo es energía, y esta sube y baja como los elevadores, ayudando o perjudicando según hagamos uso de ella.

Desde hace cuantos AÑOS veía yo las publicaciones de mi amiga acerca de los cursos que ha tomado, de las terapias de «barras de acces», de cómo se ha certificado para hacerlo de forma profesional, y siempre siempre yo, al ver sus publicaciones, pensaba «yo quiero ir a eso. me interesa ir a eso. Quiero tomar una sesión. Voy a sacar una cita» El pensamiento se quedaba en eso, pensamiento y nunca lo convertí en acción… hasta ayer.

Le llamé a principios de la semana por otra cosa completamente. Ella trabaja en un negocio de bombas de agua, hidroneumáticos, aires acondicionados e instalaciones eléctricas, eso es lo que entiendo que hace en su negocio. Le llamé para pedirle una cotización para una de esas cosas, para instalar en mi casa. Una cosa llevó a la otra y quedamos en que me daría una sesión de «Barras de Acces» el miércoles a las 6 pm.

Me dijo «vente aquí a mi oficina, aquí mismo por las tardes doy las sesiones»

Llegó el día y la hora y yo pensando que en medio de las bombas, los hidroneumáticos y los aires acondicionados habría por ahí una mesita donde yo me acostaría para la terapia. Fue una muy agradable sorpresa ver como tiene adaptado un amplio espacio perfectamente acondicionado para ello. Muy agradable, relajante, limpio y sanitizado.

LAS BARRAS DE ACCESS CONSCIOUSNESS, LO ÚLTIMO PARA REDUCIR EL ...

Me hizo la terapia y lo que puedo comentar al respecto son los siguientes puntos:

a) el momento perfecto para recibir la terapia fue este, en que me estoy divorciando y mis hijos están encerrados desde marzo, amén de que estamos viviendo en una situación única en la historia de la humanidad que se llama Corona. (desafortunadamente nada que ver con la cerveza o con lo que se pone la reina en la cabeza). El momento perfecto para recibir mi 1a terapia de barras de access fue precisamente este.

b) Durante la terapia, el tiempo se detuvo. Sucedió algo que según yo, se llama «estado de flow». Cuando estás haciendo algo que te gusta mucho, que te apasiona, el tiempo como se detiene. Estando en la terapia, según yo habían pasado 5 minutos y ya había terminado la sesión de 45 minutos.

c) Al terminar, sentí un muy fuerte deseo de estar yo sola, con mis pensamientos y aprovechando al máximo la sensación de bienestar. Quizá un poco egoísta, pero creo que para alguien que está todo el santo día o en el trabajo o limpiando la casa o con sus hijos, precisamente lo que necesitaba era encerrarme un rato dentro de mi misma. Llegué a la casa de ustedes, les dije a los dos seres humanos del género másculino que viven aquí (a los cuales vagamente reconocí como mis hijos) que me iba encerrar en mi cuarto, y me dediqué el resto de la tarde a disfrutarme a mi misma

d) Sentí paz interior, calma, relajación, como de estar flotando en gravedad cero. Para hacer una comparación, que nunca será exacta pero de algo servirá; hay una película que se llama «Frist man» con Ryal Gosling, haciendo el papel de Neil Armstrong. La escena donde está solo en la Luna. Completamente solo en una inmensidad, curiosamente segura, sin miedo, sino con paz y tranquilidad maravillosa. Algo así me sentí.

Por supuesto que voy a regresar, mis hijos también los voy a mandar a que tomen sus terapias de «barras de access». Estoy encantada con la experiencia, que llegó en el mejor momento.