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Análisis de los ganchos para la ropa

Lo primero que tengo que decir al comenzar este análisis, es que he conocido familias donde le llaman «gancho para la ropa» a esto:

En mi casa a este objeto que sirve para colgar la ropa en los estántes roperos o clósets, le llamábamos «hombrera». Misterios del idioma castellano.

Los ganchos para la ropa a los que me refiero en el título, son éstos:

Antes, usaba ganchos de madera. Con el afán de ser ecológica y no contaminar. Sin embargo, no duraban nada. La madera se deshacía rápidamente bajo los efectos del sol y de la lluvia y los elementos.

Así que comencé a comprar ganchos de plástico. Los mejores que he comprado son los que se observan en la imagen largos y de color blanco. Agarran muy bien la ropa y no solamente eso sino que también sirven para cerrar bolsas de productos que no se han acabado, por ejemplo de las papas fritas para botana o del fab Foca para lavar la ropa. Esos ganchos los encontré en Chedraui y no volvieron a llegar.

Los otros ganchos no son muy buenos, no agarran bien la soga y la ropa se apachurra, tal como se observa en la imagen:

Una duda que siempre me he preguntado, a mi misma, es la posición correcta para colgar la ropa. Según yo, debe ser de cabeza, es decir la ropa debe quedar de cabeza en la soga, no es que una se tenga que parar de manos para realizar la operación.

A mi entender, así es como se debe colgar:

Esto es, las mangas quedan colgando en el aire, en lugar de sujetar la ropa usando las mangas. De igual forma al colgar pantalones, las piernas se sujetan a la soga, y no al revés. No sé si esta es la forma más idónea, así lo he estado haciendo durante años. Entiendo que no se estira la ropa con el peso de colgarla bien mojada.

Pues bien, este ha sido mi análisis referente a los ganchos para ropa. Gracias por su atención.

Fumar es un placer

Hay una canción que dice “fumar es un placer… fumando espero al hombre que yo quiero”. Nunca la he escuchado. Otras personas me la han cantado, solamente esas dos líneas. Entiendo que es una canción de los años 40. Aunque nunca la he oído, coincido muchísimo con el mensaje.

Mi mamá me decía: nunca fumes en la calle. Únicamente las prostitutas fuman en la calle. Tal vez a eso se refiere la canción con que “fumando espero al hombre que yo quiero”

Crecí en los años 70 en una familia donde todos fumaban. Papá, mamá, tíos, hermanos, primos, maestros, doctores. Era raro que un adulto no fumara. Los maestros daban sus clases fumando. Los doctores encendían su cigarrito al final de la consulta. Era lo más normal del mundo.

Poco a poco se fueron colando la aterradora realidad que hoy es ampliamente conocida. Lo malísimo que es fumar para la salud de todos, incluso de los que no fuman pero andan por el rumbo de los fumadores.

Es una lástima, porque de verdad, fumar es un placer.

  • Al tomar el cafecito
  • Al finalizar la comida
  • En medio de la plática
  • Cuando tiene uno que usar el cerebro
  • Con la cervecita, cubita, vodkita o lo que sea

Yo aprendí a fumar a los 17 años, nunca olvidaré que estábamos en una fiesta de quince años (es decir, se festejaba un cumpleaños número 15 de una amiga, y no que llegué a la fiesta de 17 años y salí de 32), en un lugar cerrado que se llama Club Campestre. Bueno se llama “Gran Salón del Club Campestre”. 

Ahora en la tercera década del siglo XXI la situación es otra. La última vez que fui al mismo lugar, para una graduación, si uno quería fumar tenía que salir hasta la avenida exterior, es decir, la prolongación del Paseo Montejo. Para lo cual era necesario atravesar todo el estacionamiento, que es enorme, y con tacones, porqué no. 

No gracias, no vale la pena. Me aguanto las ganas de fumar y se acabó. 

Dijo una persona: dejé de fumar, de tomar, comencé hacer ejercicio, comer sano y mi vida se ha incrementado en años. Otra persona dijo: no es que sean más años efectivos de vida. Es que si no fumas, no tomas, no comes grasa ni dulces, los años que vives se te hacen eternos. 

Se supone que es un chiste. 

La generosidad es igual al sexo

Sucede que la hormona dopamina, la que se conoce como «feel good» se eleva cuando ayudamos, de la misma forma que se eleva cuando tenemos sexo o comemos algo delicioso.

En el caso del sexo o la comida, bueno, podemos entender que la biología nos hace sentir muy bien cuando nos sucede, porque de esta forma se perpetúa la raza humana y se mantiene vivo el hombre (o mujer). ¿y en el caso de la generosidad, ayudar a los demás, la filantropia? ¡también! Al no poder vivir como una isla, necesitamos de los demás, y los demás nos necesitan a nosotros. De tal forma que para garantizar la supervivencia humana, la hormona «feel good» polula en nuestro sistema cuando damos. Y si damos algo que nos cuesta trabajo dar, más aún.

Conozco una persona que es muy exitosa, ha ganado premios internacionales, nada en dinero como Rico McPato, sus hijos están sanos, su esposa muy bella. ¿Cuál es el secreto de tu éxito? le preguntaron. «Soy generoso», respondió.

No conozco todas la religiones, no conozco bien ni siquiera la mía que yo practico; sin embargo me atrevo afirmar que la generosidad, el ayudar al otro, está presente en la gran mayoría de ellas: judaísmo, cristianismo, islamismo, y en otras prácticas como la ley de la atracción o el budismo. Si ayudas, te va bien. Si eres generoso, te va bien a tí. Es que tiene sentido. Si Dios, el poder superior, el gran organizador, el mandamás, decide si va a ayudar al ser humano que repartirá la ayuda, que compartirá lo recibido o va a ayudar al egoísta que solo piensa en sí mismo, creo que definitivamente se decanta por la 1a opción.

Ayudar no debe ser algo que hago si puedo. Lo primero es resolver las situaciones de supervivencia, como techo, vestido, comida y salud. E inmediatamente, ayudar a los demás. Encuesta breve: ¿tú lista de pagos mensuales es como sigue?

a) renta, comida, medicamentos

b) mensualidades del coche y del club

c) Netflix, Amazon prime, Hulu, Spotify, Disney Plus

d) 18 meses sin intereses en Liverpool o el Palacio

e) persona que viene a ponerme las pestañas falsas cada quince días

f) gimnasio

g) gasolina para los coches, gas para la estufa, electricidad para la casa

h) iba yo a ayudar a los niños del Teletón pero será para la próxima

No tiene nada de malo gastar el dinero en lo que uno quiera, está muy bien, para eso está y personalmente creo que la mejor inversión es la creación de empleo. Al comprar todas esas cosas estamos fortaleciendo la economía y promoviendo la creación de empleo. Eso está muy bien. ¡Yo misma lo hago! El asunto es que en el inciso (b) inmediatamente después de lo indispensable y básico, se ponga el rubro «donativo, contribución, ayudar, apoyar» porque realizar esta acción de cierta forma mágica, misteriosa y maravillosa asegura que siga llegando el bienestar a uno mismo y a los demás.

Escribo esto porque ahí viene el Teletón este 5 de diciembre. Es una magnífica oportunidad para ayudar. A mi me conmueven los niños, cómo no, pero también las mamás, sobre todo las mamás. Sabe Dios a quien le manda sus retos, y si a mi no me mando esta prueba de tener un hijo con alguna discapacidad, le doy muchas gracias por su bondad (su GENEROSIDAD) y lo menos que puedo hacer es ayudar a esas mamás que tienen este reto en sus vidas. Ayudo con dinero y contribuyo al Teletón, eso es lo que hago.

Camarones

Esto que voy a narrar, no me sucedió a mí, sino a unas personas apreciadísimas que tengo en la mayor estima.

No voy a decir nombres, para efectos de esta narrativa, diré que una de ellas se llama Diamante, su mamá se llama Estrella, y sus hijos (de Diamante) se llaman Aguacate y Radioactivo.

Los cuatro fueron al bellísimo puerto y ciudad de Progreso a darse un delicioso baño de mar. Diamante y Estrella decidieron quedarse a comer y al entrar al restaurante, observaron que en una mesa se encontraba don Víctor Manuel Cervera Pacheco, quien fue Gobernador del Estado muchos años (más de seis) y era una figura destacada en los ámbitos político, social y hasta cultural de Yucatán. 

Se sentaron Estrella, Diamante y sus hijos Aguacate y Radioactivo a ver el menú. Después de analizarlo unos minutos, Diamante llama al mesero.

-¿Dígame, Señora?

-Joven, para mis hijos voy a pedir unos camarones empanizados…

-¿¿Cómo?? -interrumpe Estrella- ¿¿CAMARONES??

Diamante y el joven mesero miraron a Estrella un poco apenados

-Si mamá, camarones, ¿qué tiene de malo?

-¡Estás pidiendo lo más caro del menú!! ¡¡los camarones son muy caros!!

-No mamá, no pasa nada –y mirando de nuevo al mesero le dice: “joven a mi me trae un cocktail de camarones y caracol”

–¿¿Cómo?? ¿¿CARACOL?? 

Estrella subía cada vez más el tono de su voz, de tal forma que los clientes que estaban sentados en las otras mesas, don Víctor Cervera incluído, voltearon a ver discretamente

Con tono rojizo en la cara, Diamente le dijo a su mamá: 

–Sí mamá, aquí traigo el dinero, el papá de Aguacate y Radioactivo me dio suficiente dinero para que comamos todos.

–¡No niña, eso no está bien! ¡¡Luego los niños no se terminan su comida y es un desperdicio!! 

Diamante eligió ignorar lo que decía Estrella, y le confirmó al mesero: “Joven, tráigame lo que le pedí”

El mesero tomó la orden de Estrella, un pescado frito, y se fue a dejar las instrucciones al cocinero. 

La comida siguió su curso, con un poco de disgusto por parte de ambas, Estrella y Diamante. A medio consumir sus alimentos, observaron como la mesa donde estaba Don Víctor se pararon todos y se fueron, no sin antes saludar desde lejos con la mano a ellas dos. 

Estrella vio confirmadas sus sospechas, ya que los niños no terminaron sus camarones. “¿Ves? ¡Te lo dije!”.

Llegó el momento de pedir la cuenta. “¡Vas a ver que va a salir en un montón de dinero!” Le dijo Estrella. Diamante, medio consternada, le dijo al joven que por favor, le traiga la cuenta. 

El mesero le respondió: “Señora, no se preocupe. Don Víctor pagó toda la cuenta de ustedes”

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Divorcio = Fracaso

El hecho de haber publicado en mi blog que me divorcié, tuvo sus consecuencias buenas y malas. Como todo en esta vida. Las buenas es que mucha gente se comunicó conmigo para ofrecerme su apoyo. Agradezco muchísimo sus palabras de aliento y compañía y las llevo en el corazón.

Las consecuencias no tan buenas es que hubo quien me dijo que esas cosas no se comentan abiertamente. Para bien o para mal, yo nací sin esa parte del cerebro que hace que me importe lo que opinan los demás. La verdad, si les parece bien o mal es asunto de las demás personas. Yo puedo decir lo que quiero (más o menos) y hay libertad de expresión (más o menos) y cada quien que con su pan se lo coma.

Pero hubo un comentario chistoso. Esta persona dijo que divorciarse es como un fracaso.

Dicen por ahí que el matrimonio es como una de esas piscinas o albercas de agua helada, en esa piscina los que estan adentro le están diciendo a los que están afuera que se metan, y le dicen que está delicioso y es una maravilla, y solamente estando adentro de la pisicina ya sabes de qué lado masca la iguana.

Si estás en la pisicina de agua fría (o pensemos, ya que vivimos en Yucatán, que es un cenote), estás en el cenote y al principio todo bien y muy chulo, pero pasa el tiempo y comienzas a sentir corrientes subterráneas, comienzas a sentir piedras de esas que hay en los cenotes que son muy filosas y puntiagudas, de repente se aparecen unos cocodrilos, ¿qué vas hacer? ¿quedarte en el cenote porque si te sales, se considera un fracaso? ¡Nel Pastel! ¡Nelson Mandela!

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Gracias a Dios hay ocasiones en las que podemos cambiar la situación en la que nos encontramos, para mejorar. Hay una frase que dice «todo cambio es para mejorar. Si no, ¿para qué cambias?» y estoy cien por ciento de acuerdo. También hay los que dicen que el matrimonio para toda la vida se inventó cuando la gente se moría a los 35 años…. pudiera ser.

Para concluir, re afirmo que para mi eso de que el divorcio es un fracaso me parece una idea muy mejorable. Es una etapa más de la vida como muchas que nos toda vivir… hasta que llegamos a la raya que está pintada y la cual no pasaremos. Tán Tán.

Cosas que pasan en las películas que nunca pasan de verdad

Soy una persona que tiene empleo -gracias a Dios– y he tenido varios en mi vida. He ido a muchas juntas, muchas muchas reuniones; he hecho visitas en sus oficinas a cantidad de gente, desde que comencé mi vida laboral hasta el día de hoy, unos 20 años más o menos.

Nunca, ni una sola vez, la persona a la que he visitado o del lugar donde sucedió la junta, me ha ofrecido un trago, un «drink» o bebida alcohólica. Nunca he visto que ninguno de ellos tenga un juego de vasos de cristal cortado con su botella, también de cristal cortado, con un líquido color café. Jamás he visto como toman hielos de la hielera, los ponen en dos o vasos, y sirven una porción del líquido en cada vaso, uno para mi y otro para él. De haberme sucedido, lo primero que pensaría es: «¿está tomando en horas de oficina? ¿qué clase de alcohólico estoy visitando?»

Otra cosa que nunca me ha pasado en la vida real, y que he visto mucho en las películas, es que la gente en el cine o la televisión se echa unos discursos larguísimos, sin equivocaciones, sin pararse a pensar o sacar sus apuntes. En la vida real, hablas con cualquier persona, cualquier persona, y te dice: «esteeeee» «¿ves?» «¿me explico?» o «¿me entiendes?»; además, seguramente se desvía para contar dos o tres mini historias o reforzar su argumento con estrategias como «lo lei en tal lugar» o «me lo dijo fulanito». De un tiempo para aquí, muy posiblemente interrumpa lo que está diciendo para ver su teléfono.

Otras cosas que pasan en las películas y no suceden a la realidad:

Llegas a una casa, tocas el timbre, y dos segundos después te abre la puerta precisamente la persona que estás buscando.

Enciendes la tele y están pasando justo el segmento de noticias exactamente donde querías que estuviera. Nunca he visto en una película o programa de TV, que prendan la tele y estén los comerciales.

Por último, el truco de tomarse una taza de café estando completamente borracho, y diez minutos después, ya estoy bien sobria gracias a mi café. ¡Ojalá! Bueno fuera.

Amo la Coca-Cola

Según la doctora, yo tengo la presión más baja del mundo. Mi presión es como la tela, 80 / 20 (o será 80 / 120?). Esto no me ocasiona más problemas que ser una dormilona, que para mi es una ventaja; tener frío casi todo el tiempo, otra ventaja; y de vez en cuando siento que me voy a desmayar. Pero, esto último, me pasa una vez cada cuatro o cinco años, muy poquito.

Cuando me siento que me voy a desmayar, la solución es deliciosa: una fría Coca-Cola, me la tomo y de inmediato siento como la vida y los colores vuelven a mi. Me renueva y estoy completamente lista para lo que sigue.

Cuando yo era niña en mi casa donde crecí no había mucha Coca-Cola. Recuerdo vagamente que de vez en cuando llegaba el camión y dejaba una caja o huacal con 24 botellas de Coca-Cola. Pero eso era rare ocurrance. A principios de los años 70s salió al mercado la «Coca Familiar» y cuando habían cumpleaños o navidades, compraban una de esa y tomábamos un vasito de Coca.

¿Resultado? De alguna forma crecí asociando la Coca-Cola con felicidad. Ya que solamente la tomaba en momentos felices, reuniones, fiestas, pastel de cumpleaños. Ahora ya de adulta, nada mejor que un vasito de Coca con sus hielitos cuando el calor está por los 40 grados y una siente que ya está a punto de entregar su alma al creador. Tomar una Coca reanima, recupera, llega la felicidad a nuestra alma y podemos seguir adelante.

La dinámica industria de la construcción del estado de Yucatán, no sería lo mismo, sin la Coca-Cola, estoy segura. ¿Que otra forma tendrían los trabajadores de la construcción para seguir bajo el sol ardiendo, si no pudieran reanimarse y refrescarse con una deliciosa Coca?

Yo no tomo alcohol desde el 2012, y cuando tomaba, generalmente me gustaba la cerveza. Rara vez tomé cubas libres, o uno que se llama París de noche que es brandy con Coca-Cola. No quiero ni pensar que hubiera sido de esas bebidas, preparadas con otros refrescos de cola de otra marca. Guácala.

¿Dolor de estómago? Desde niña me daban Coca-Cola con limón y quedaba como nueva. ¿gases estomacales? mismo remedio, funciona like a charm.

Voy al cine, bueno cuando no hay contingencia ni pandemias, me encantan ir al cine, pedir mis palomitas y mi Coca-Colota. No voy a Cines que no manejen productos de esta marca. No me interesa. La experiencia del cine no es la misma si no me tomo mi Coca-Cola, con poco hielo pero bien fría.

Claro que no faltará quien me diga que yo trabajo en la empresa que es embotelladora de Coca-Cola, soy feliz empleada de Bepensa desde hace diez años. Pero no, no es por eso. Amo la Coca-Cola desde que soy niña, y moriré amándola. En mi velorio, Coca-Cola para todos por favor.

Cómo parecernos más a Suiza.

¡Ah, Suiza, Suiza! El país de los relojes Cú-Cú, de la neutralidad, de los chocolates y de la perfección que habla y camina: Roger Federer.

Un país donde todo funciona; hospitales, escuelas de primerísimo nivel gratuitos o muy baratos, legisladores que no tienen nada de qué legislar, derechos humanos en su máxima expresión.

¡Queremos ser como Suiza! Podemos… en el aspecto de SEPARACION DE RESIDUOS SÓLIDOS.

Suiza ocupa el primer lugar mundial en reciclaje. Para ellos es sumamente importante no tener basura. ¿Depósitos de residuos? ¿Qué es eso? ¿Grandes extensiones de terreno llenas de desperdicios, extremádamente mal olorosos y con zopilotes? ¿Familias que viven en la basura, exponiéndose a una barbaridad de enfermedades? Para los suizos debe ser como un cuento de terror, algo que no existe en la realidad.

Aquí mismo, en Mérida, podemos tener los mismos hábitos de reciclaje que tienen nuestros amigos suizos. No se trata de inventar el hilo negro, se trata de seguir con lo que ya existe y ha demostrado tener éxito en otros países.

En casa generas, tú y tu familia, cierta cantidad de residuos. NO es lo mismo residuos, que basura. Basura es cuando ya no puedes darle otro uso. Por ejemplo, me sueno la nariz con un kleenex, y se acabó, esta toalla desechable ya no tiene otro uso, ya no queda más remedio que echarlo al bote de la basura.

En casa hay muchos residuos que no deben convertirse en basura. Envases de vidrio, de plástico PET o de Poliuretano, papel periódico, revistas, cuadernos y libretas, latas de aluminio, todas esas cosas, son solamente ejemplos de los materiales que se pueden reciclar.

¿Para qué lo vas a convertir en basura, si se puede reciclar? Se pueden entregar a los compradores de subproductos, y ellos lo venderán a negocios donde se encargarán de procesarlo y utilizarlo como materia prima.

He escuchado incontables historias y anécdotas que tienen que ver con el dinero que se juntó vendiendo subproductos: “Fulano le pagó su fiesta de XV años a su hija, vendiendo latas durante tres o cuatro años” Es buena idea hacer negocio de algo que pensábamos que era basura, pero es mejor idea hacerlo por querer evitar que nuestros hijos y nosotros mismo, vivamos en medio de la basura y de las ratas.

Separar la basura no es fácil, conlleva una cantidad de trabajo extra. Lo fácil es echarlo al bote de la basura, dejarlo en la banqueta y que el camión recolector se lo lleve al depósito. De esta manera ya lo convertiste en basura. Es mucho más complicado y cansado, lavar los depósitos de vidrio; vaciar aplastar y tapar los de PET #1 o vaciar y tapar los de HDPE; vaciar, aplastar las latas de aluminio; ordenar en pacas o paquetes los cartones o revistas, etc. Muchas veces estos subproductos deben esperar un buen tiempo a que se junten bastantes para que valga la pena hacer el viaje a donde se encuentra el comprador. Pero vale la pena. Cuidar nuestro planeta vale mucho la pena. ¿No están de acuerdo?

Bohemian Rhapsody

Un día, de 1982, yo tenía 12 años, y era un día que no había clases por vacaciones o era sábado. Lo recuerdo perfectamente, nítido en mi mente. Andaba por mi casa, y por ahí me encuentro con este disco:

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Quién sabe de quién era o cómo llegó a mi casa. Un acetato, de vinyl, de los que se escuchaban por ambos lados, en un aparato que se llamaba «tocadiscos» o «tornamesa» que contenía una «aguja» la cual se posaba sobre el vinyl y sonaba la maravillosa música.

Lo puse en la tornamesa y esa fue mi introducción a la música rock. Ese fue el primer disco de rock que yo escuché y escuché, memoricé canciones, le di la vuelta miles de veces y observé la portada y contraportada hasta des-hacerla con la mirada.

El disco más vendido en la historia de la música en Gran Bretaña, no es Sgt Pepper o ninguno de los Beatles, no es Led Zeppelin o Rolling Stones, no es Oasis o Deff Leppard: es este disco de éxitos de Queen.

Queen es maravilloso. La película también lo es. Es muy inglesa, entretenida, con sus chistes y su forma lenta de narrar la historia, imperfectamente, con detalles que nunca se verían en una película hollywoodense (como la sesión de grabación de Bohemian Rhapsody); un poco una «novela rosa», con su «bueno» su «malo» su «final feliz». Su «suspense» (como la parte que llegan al millón de libras cuando ellos salen a cantar en Live Aid) .

La actuación de este chamaco, como Freddy Mercury, no tiene comparación. Lo digo firmemente, yo he visto toneladas de películas y buenas actuaciones y declaro: este muchacho le echó ganas, trabajó mucho y el resultado es impecable, impecable. Si no le dan algo, por lo menos una nominación, mandaré una carta muy firme a la Academia y aprovecharé reclamar otras injusticias, como cuando «Shakespeare in love» no le dieron «mejor película» o cuando a Edward Norton no le dieron «mejor actor secundario» por «Primal Fear».

Las escenas de «Live Aid», están maravillosas. Quisieron hacer el mismo efecto del estadio de fútbol en la película argentina «el secreto de tus ojos» y no lo lograron tan bien; pero tampoco estuvo mal, de hecho nada mal. Las escenas finales me emocionaron enormemente; no tanto a la que se sentó junto a mi en el cine que todo el tiempo me estuvo haciendo «sshhhh»

Qué linda, maravillosa película «Bohemian Rhapsody». Es cuando disfrutas ir al cine, un rato agradable, buenas actuaciones, linda historia, buena música. Qué más puede uno pedir.

Lucía y los asesinatos

Mucha, mucha gente, por haber leído mi «blog» me ha felicitado por mi valentía. A lo cual, yo respondo «muchas gracias»; sin entender a qué se refieren.

Nunca les he preguntado, creo que hubiera sido lo más fácil, preguntarles, a qué se refieren con que soy muy valiente por escribir mi blog. Yo no siento que estoy siendo especialmente valiente por escribir «cosas que pasan por mi cabeza». Sinceramente agradezco el cumplido, por favor no me malinterpreten; solamente que no alcanzo a ver qué fue lo que escribí, que me coloca a la altura de los Hermanos Flores Magón y su periódico «Regeneración». Bueno, quizá no tanto.

En esta ocasión, que escribo esto, hoy si voy a publicar en mi blog algo que he requerido mucho valor para publicar. He pensado mucho escribir acerca de este tema porque en efecto me da miedo reconocer públicamente que me encantan ¡los asesinatos!

Antes de que le hablen al 911 (no me preocupa mucho porque posiblemente nadie conteste) o me manden aquí a su casa a la Procuraduría, el FBI o la Interpol, quiero aclarar que no me gusta practicar asesinatos de ninguna especie. El otro día andaba por aquí una araña bastante grande que se estuvo paseando a gusto por la sala y la cocina, hasta que llegó mi esposo y la invitó a salirse de la casa, cosa que ella hizo medio ofendida pero sin ofrecer resistencia.

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Me refiero a las historias de misterios no resueltos, casos de crímenes misteriosos, casos de asesinatos famosos.. por citar algunos ejemplos:

Los Hermanos Menendez  — O.J. Simpson — Caylee Anthony — Amanda Knox — Efraín Calderón Lara — Enrique VIII — Columbine — Fam. Kennedy y Marylin — Mark David Chapman — Ted Bundy — Unabomber — 11 de Septiembre — Zodiaco — etc etc

He comprado libros, he visto vídeos, he visto películas… el tema me fascina.

En algunos casos de teorías de la conspiración es dificil no dejarse llevar por la evidencia que presentan estos documentales. Caso específico, la teoría de que lo sucedido el 11 de septiembre, fue un «auto ataque» realizado por la Fam. Bush y los banqueros de la Reserva Federal de EUA –entre otros grupos– con objetivos capitalistas. El Al Qaeda se ha adjudicado muchas veces el atentado. Aún así uno no puede dejar de preguntarse acerca del edificio «7» que agarró y se cayó así, solito, sin que le diera ningún avión; o de como se parecen muchísimo el derrumbe de las Torres Gemelas a los derrumbes de edificios viejos que se hacen con explosivos; o el hecho del avión 93 que no quedó rastro del mismo, ni un pedacito, en el lugar donde cayó…

Así que entre las cosas que pasan por mi cabeza, me parece que voy a agregar una sección más que se llamará «misterios no resueltos». ¡Qué lo disfruten!

El valor de tu nombre en Mérida

Nuevamente recibo visitas en mi blog, con la alegría más alegre doy la bienvenida a este escrito de mi amigo Eduardo Cabrera. Nos habla acerca de los nombres en Mérida, en inglés y en español. Para leerlo en el blog original, click aquí

O, también aquí mismo lo puedes leer:

El valor de tu nombre en Mérida

Nombre y Apellido

En un mundo donde el crédito a la palabra ya no se aplica en ningún tipo de transacción comercial y el honor es casi un valor que se quedó sólo como anécdota para la serie Juego de Tronos, el nombre y el apellido sigue siendo para los meridanos casi un valor excepcional que nos distingue de otras ciudades.

Porque ya no se trata sólo del uso del Nombre y Apellido como sinónimo de prestigio y posición social de una persona; ya no es aquel binomio que nos habla de entrañables y acrisoladas virtudes que acompañan a una persona desde el nacimiento, bautizo y hasta su muerte sino de la incorporación de estos dos elementos de identidad y prosapia a la mercadotecnia moderna.

Hoy, el nombre y el apellido de cualquier persona –conocida o desconocida- como marca de algún producto o servicio no sólo parece estar de moda sino que surge con mayor fuerza, casi como una respuesta a una presunta desconfianza del consumidor local frente a la presencia de las firmas de grandes corporativos, o al revés, quizá sea un mecanismo de identidad escondido ante la invasión de cadenas y consorcios que nos traen los mares del neoliberalismo.

En el nombre y el apellido como marca o patente los meridanos se reconocen y también aprenden a reconocer al otro, aunque para ello tenga que sacrificar el nombre de pila y en cambio prefieran revivir la muy meridana costumbre de resaltar la sonoridad de sus diminutivos: por varias generaciones la repostería yucateca ha sido el caldero ideal para esta mezcla de familiaridad y mercadotecnia: Beatriz Casellas, Tere Cazola, Ily Medina, Chata Cámara, Cecy Medina, …ante ésta evocación sutil, cualquiera pensaría que ese pastel que estás comiendo fue preparado por las mismísimas manos amorosas de alguna de éstas personas y no por algún joven uniformado de alguna franquicia extranjera con ese gafete “En Entrenamiento” pegado a su playera.

“Es de la Chata Cámara”, dirás, pero aunque en tu vida te acercaste a conocer la historia y la amplia dinastía de ésta familia de rancio y noble abolengo meridano, o si nunca te diste cuenta siquiera que hay una villa Mercedes Cámara en la avenida Colón, lo importante es que sabes que lo que tienes en tus manos es un postre de “La Chata Cámara”.

No hay duda de su origen. Es un postre de “La Chata Cámara” y sobre esa verdad ontológica no puede haber más dudas existenciales.

No fue el mismo trato delicado en el caso de los hombres: David Arceo, la leyenda de la electrónica todavía está al frente de su negocio en Plaza Fiesta, la única plaza en Mérida en la que encontrarás a firmas yucatecas de los ochentas que han sobrevivido al cataclismo invasor: Rocketerías, Chabeli, y también Huacho Martín, la única tienda que según decía el difunto de Pepe Mena, se daba el lujo de  sacar a la gente del establecimiento para poder cerrar, cada noche, durante los 365 días del año.

Otros nombres cuyas marcas evocaron ese pasado de la generación X son el de la vieja alcoholemia, como Luis Achurra y  Pepe López; y más para acá, del lado de los millenials, a Manuel Delgado; Nacho Cejudo, José Barroso y Rigel González, de quien se cuenta, se daba el lujo de hacer sufrir a las encopetadas damas del Club Campestre con una lista de espera de hasta con más de un año de anticipación.

José Díaz Bolio –la avenida que lleva su nombre es la sede de la mayoría de estas reposterías y negocios- decía que los yucatecos estuvimos condenados a socializar porque el Caminante del Mayab no encontraba accidentes geográficos que le convirtieran en un sujeto huraño, que tuviera que defender su territorio o su milpa del enemigo a punta de machete. Las piedras, las serpientes, los alacranes y las tarántulas hicieron que el yucatanense camine de un lado a otro, siendo la persona más comunicativa, conversadora y sociable que se pueda encontrar.

La comunicación de boca en boca también ha sido la causa por la que el nombre y el apellido sean la consumación del “engagment” mercadológico entre la forma de ser tan aspiracional de los meridanos, ese estilo de vida que ama con locura todo aquello que suene, huela, se vea norteamericano o inglés y ese afán por mirar a los demás por encima del hombro.

De la repostería al salón de belleza no hubo diferencia: pasando por Gladys Castañeda, Frank de la Lastra y Alejandro Cano (las leyendas urbanas cuentan que en realidad éste último se llama Idelfonso Canul antes de partir la Ciudad de México) hoy, estos expendios de belleza meridanos representan la cúspide del uso del nombre y el apellido como sinónimo de gloria y realización plena.

¿Cómo no sentirse en la cumbre del éxtasis si te has hecho rayitos con el mismísimo Embajador de la Belleza en México? «Más allá de la Belleza» señala en su slogan, el exitoso diseñador capilar.

Florecientes como hongos en temporada de lluvias, al igual que las plazas comerciales suburbanas del norte de Mérida hoy existe todo un verdadero tejido social en torno al culto al binomio “Nombre-Apellido” plasmado en letras de acero cursivas que adornan estos espacios:  Misael Perera, Cristina Méndez, Amaury Orta, Blanca Chí, Rafa Velasco, Gastón Manzanero, Ricardo Lugo, Germy Terrón, Zuley Díaz, Vero Valencia, Karla Lara, Ricardo Kuri, Maricarmen Parra, y un sinfín más de luminarias que harían palidecer hasta la mismísima alfombra roja en Cannes.

Entrar a estos templos del culto al cuerpo deben ser la máxima experiencia toda vez que te encontrarás ese “algo” que te separa de los mortales. En ese Olimpo de distinción te sentirás en otro país, cuando desde la puerta leas: Diana Bastarrachea “Nails Salon”Woooow. 

O por ejemplo, Saraí Ramírez “Make up”. O por ejemplo, Dani Ancona “Lashes”. O sea, I´m keeping up with the Kardashians.

Tenía mucha razón  Díaz Bolio cuando se quejó del agotamiento de la fuente de riqueza, del oro verde, en Yucatán. Ante las decisiones y las imposiciones de fuera, expresó que los yucatecos poseemos un espíritu de superstición, de creer en la divinidad infalible de lo que viene del centro, y por otra parte, que padecemos de un profundo complejo de inferioridad que no se atreve a levantar la cara un aún ante el desastre.

Las cosas de Yucatán

Han de seguir como están.

Pero no es tu caso. Tú eres un gran emprendedor ya tienes la receta mágica. Es cuestión de engagment como dicen los mercádologos del altiplano. Por ejemplo, puedes sacar la pecera a la puerta de tu casa y poner una cartulina que diga:

Pepe&Toño  

“Guppie Breaders Since 2017”.

Si ya estás cansado de la falta de personalidad de tu puesto de discos pirata puedes probar con esto:

Roberto Caamal and Sons.

Clon Masters

Si vendes bolita puedes crear unas fabulosas tarjetas de presentación para acreditar los beneficios sociales de esta arraigada costumbre yucateca.  

Calín López 

“Tropical Croupier”.

Ya lo sabes, el nombre y el apellido venden. Hoy más que nunca. Usalos, tú sabes para qué eres bueno.

Cosas que me costaron un huevo (de Fabergé)

Uno de mis antepasados se llamaba Ramón Arias y era muy buen amigo del último Zar de Rusia, Nicolás Romanov o Nicolás II de Rusia.

El Zar le regaló a mi antepasado un huevo de Fabergé. En una ocasión vino a Mérida a visitarlo, y mientras se tomaban unos helados en la sorbetería «Colón», ya que el pobre Zar se moría de calor, le dijo a mi bisabuelo: «друг Ramón, я представляю один из моих самых заветных яйца, так что вы меня помните. Позаботьтесь о нем много. Мои яйца являются бесценными, и это не является исключением»

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Quiso el destino que yo heredara el huevo. Aquí está:

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Tristemente, el huevo, lo perdí. Sucede que en mi vida he tenido que aprender algunas enseñanzas que la misma vida se ha empeñado en darme, y cada uno de estos aprendizajes me ha costado  mi precioso huevo (de Fabergé) Si yo hubiera sido más dócil, menos necia, estas cosas las hubiera aprendido sin sufrir la pérdida de mi valioso huevo.

Cosas que me costaron un huevo (de Fabergé) aprender:

  1. Todas las veces que he sentido miedo, he sido una tontolina. Muchas veces he sentido miedo al futuro, al qué dirán, a las consecuencias o represalias, a lo que las otras personas me harán o hablarán de mi. He sentido miedo a la pobreza, miedo al fracaso y al rechazo. Todas esas veces he sido una tontita, ya que el miedo es falta de fe. Lo único que necesito es tener fe. Y Dios, que me ama, no permitirá que esos miedos se lleguen a cristalizar. Esta es una verdad como el sol que nace por la mañana. Quien tiene fe, no tiene miedo. Me costó mi huevo de Fabergé aprenderlo, pero, lo he aprendido, e intentado poner en práctica, un día a la vez.
  2. Cuando hay una persona que te cae mal es porque tú tienes eso que te cae mal de la otra persona. Por ejemplo yo tuve la desfortuna de convivir tres años con un personaje originario de un país que no es el nuestro. Este hombre era metódico (como yo) perfeccionista (como yo) y tenía un fuerte sentimiento de victimización (como yo en aquel entonces) Resultado: no lo soportaba y tampoco él a mi. Gracias a Dios ya no lo veo, y Gracias a Dios me di cuenta de esto que les estoy diciendo. Eso  me sirvió para aprender una valiosa lección, de que ser metódica, perfeccionista y pensar que todo el mundo me quiere chingar son equivocaciones y debo de pedirle a Dios que me remueva esos defectos de carácter-
  3. Me toca a mi remover mis defectos/pecados. Negativo. Esto no me toca a mi. Le toca a Dios retirármelos. A mi lo que me toca es pedirle a Dios que  me los quite, desear con toda mi alma ya no tener esa ira esos celos esa conmiseración ese coraje ese resentimiento ese miedo, pedirle a Dios que me remueva esos defectos de carácter y me toca a mi ser vigilante si alguno de ellos quiere asomarse, estar lista para pedir a Dios que me aleje de la tentación o que me aleje de la persona que me está haciendo perder la serenidad.

Gracias a Dios ya he aprendido estas lecciones y no crean hay veces que todavía practico estas actitudes algo necias y completamente innecesarias. Haberlas aprendido valió la pena aunque ya no tengo el huevo conmigo. Definitivamente ha valido la pena.

Como dijo el Zar a mi bisabuelo: «Имеют ли волю Божью стоит потерять все свои яйца в мире (даже Faberge)»

Mi hija ya es universitaria: Entre la razón y la Fe.

Tenemos un invitado de lujo en mi blog. Se llama Eduardo Cabrera Ruiz. Su blog se llama «KEP SHAM» aquí lo pueden encontrar. Es para mi un honor contar con Eduardo como «bloguero» invitado. ¡Bienvenido, Eduardo!

Su aportación se llama «Mi hija ya es universitaria: Entre la razón y la Fe». Helo aquí:

Finalmente llegó el día. La despedí con su uniforme universitario y el aparato que desde los 10 años forma parte de su organismo para sobrevivir en una, o varias de sus redes sociales. Al fin y al cabo tendré que acostumbrarme a la idea de que es una Millenial, esa generación que, según dicen, es más crítica, exigente y volátil.

La vi entrar al corredor universitario con esa frescura que ya creía olvidada. Esa ingenuidad de los años mozos, donde el único trabajo posible era estudiar. Y reconocí que estaba emocionado. Apenas días antes,  completé la carta escrita a mano que le hice al nacer, pero que nunca terminé y guardé en un archivero para cuando cumpliera los 18 años y así pudiera darle algo de significado a ese momento de llevarla para obtener ese carné de identidad que a su edad, sólo sirve para oficializar la entrada al antro.

…Lo mismo deberán sentir algunos de mis compañeros de generación con algunos de sus hijos…,- pensé.

La vi perderse por los pasillos de la Universidad. Decenas de autos. Señalética. Muros de concreto prefabricados y guardias de un puesto de control distrajeron mi pensamiento. Antes de volver a poner en marcha el auto de regreso, la memoria cruel y oportuna me trajo aquel comercial que por la radio y la televisión nos recetaba el Banco del Atlántico cuando el papá de Ricardo Rosado asumía la gerencia regional de la firma y el Festival de la Canción estaba en su más alto rating.

«Todo un océano de posibilidades» -pensé mientras veía a mi hija adentrarse por los pasillos de su nueva casa de estudios.

Porque más allá de las aguas agitadas del desempleo juvenil en México, las olas del Brexit inglés y su impacto en la arenas infinitas de la juventud global, asomó en mí la angustia solitaria que cualquier padre puede sentir en el camino de una hija. Mi niña, que ayer veía La Sirenita de Disney no puede ser la misma que hoy, 18 años después,  navega en las aguas turbulentas de un modelo de estudio y formación tradicional universitario que ya no encaja en mi mundo.

Disminuí la velocidad del auto, porque pensaba que hoy los estudiantes del nivel superior ahora buscan modelos rupturistas de formación, cuestionan los formatos tradicionales universitarios, debido a que al egresar no encuentran una correlación positiva entre el alto costo monetario o temporal de ese estudio y la efectividad para encontrar trabajos apropiados. Todo un escenario que empezó a darme escalofríos.

¿Qué más podría recomendarle un padre a su hija? El sentimiento protector de un padre estaba en su punto más alto. Únicamente me consoló el hecho de haberle escrito, en aquella carta a mano, -a la antigua- que nunca, por lo que más quiera, deje de tener fe.

Querida hija, ¿Cómo decirte que el hombre tiene necesidad de conocimiento, tiene necesidad de verdad, porque sin ella no puede subsistir, no va adelante? Pero al contrario, la fe, sin verdad, no salva, no da seguridad a nuestros pasos. Se queda en una bella fábula, proyección de nuestros deseos de felicidad, algo que nos satisface únicamente en la medida en que queramos hacernos una ilusión.

O bien se reduce a un sentimiento hermoso, que consuela y entusiasma, pero dependiendo de los cambios en nuestro estado de ánimo o de la situación de los tiempos, e incapaz de dar continuidad al camino de la vida.

Querida hija mía, inicias la Universidad, pero no olvides que tan necesario es recuperar la conexión de la fe con la verdad pues hoy aun es más necesario, precisamente por la crisis de verdad en que nos encontramos.

En tu cultura contemporánea y posmoderna se tiende a menudo a aceptar como verdad sólo la verdad tecnológica: es verdad aquello que el hombre consigue construir y medir con su ciencia; es verdad porque funciona y así hace más cómoda y fácil la vida.

Image result for COLLEGE GIRL FROM BACKHoy parece, mi pequeña, que ésta es la única verdad cierta, la única que se puede compartir con otros, la única sobre la que es posible debatir y comprometerse juntos. Porque verás, la gente tiene miedo de mostrarse tal cual es, y a menudo, los jóvenes como tú tienen a reducir la verdad a la autenticidad subjetiva del individuo, válida sólo para la vida de cada uno.

Una verdad común nos da miedo, porque la identificamos con la imposición intransigente de los totalitarismos. Sin embargo, si es la verdad del amor, si es la verdad que se desvela en el encuentro personal con el Otro y con los otros, entonces se libera de su clausura en el ámbito privado para formar parte del bien común. Esa es la verdadera Universidad, esa es la experiencia que debe caracterizarte a tu paso por esta etapa.

Espero que entiendas precisamente por su conexión con el amor, la luz de la fe se pone al servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz. La fe, nacida del amor,  puede llegar al corazón, al centro personal de cada hombre.

Se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad le hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que le abraza y le posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos.

Desearía escribirte más cosas con el paso del tiempo. Pero el tiempo ha pasado. Los artistas de mi época van muriendo y la página de la Semana Hace 50 años del Diario de Yucatán se acercan peligrosamente a mi núcleo de interés literario.

El ruido de un claxon me sacó de mis cavilaciones. Era una de esas señoras que hacen ronda en su 4 x 4. Allá por Villas La Hacienda, mientras pasaba por lo que fue la casa paterna de Carla Sansores. Claro, estaba por llegar al Pocito, no me extrañaba.  Y en mi radio, la canción noventera que me encantaba pero que hoy ya no me gusta tanto….¨Loosing my religion…” ¿Será?.

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Mis hijos estudiando fuera

Un sueño que tengo, es que mis hijos estudien fuera, en otro país, en otra ciudad, sus carreras. Preferentemente que se vayan juntos para que se apoyen y acompañen. Me gustaría también, que se vayan un año previo para aprender inglés, de intercambio.Que tengan lo que yo no tuve, y siempre quise. Claro que luego sucede que no es lo que ellos quieren, sin embargo, repito: me gustaría.