
Es difícil vivir en un mundo no siendo una «fan» de Roger Federer. He dicho en otras ocasiones y lo mantengo, admiro su brillante y genial forma de jugar tenis, como si fuera de otro planeta. No me gusta su personalidad. Me parece un arrogante.
Todo el resto del mundo está de acuerdo conmigo en lo que se refiere al deporte, y no coincide conmigo respecto a la personalidad. Al revés, la opinión pública acerca de Federer es que es un caballero, sencillo, humilde.
Cada quien su opinión muy respetable, sin embargo, me siento muy sola en un mundo de adoradores de Roger Federer. Y un domingo como el de hoy, que por fin ganó un torneo de Masters 1000 después de dos años de intentarlo, siendo el último precisamente Cincy en el 2012, me siento un poquito más sola, todo el mundo celebra feliz el triunfo de su ídolo… menos yo.

Acerca de su campeonato, el comentario es: El efecto «Stefan Edberg» se nota a leguas, Federer es agresivo, puntería asombrosa, parece que no se cansa nunca, poquísimos errores no forzados y un saque de miedo. Así que, bien por tí Roger. Ahí viene el US OPEN, y tal como han estado jugando Djokovic y mi adorado Andy, no veo quien le impida ganar otro Grand Slam.
