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La marcha

Cuando mi mamá estaba a punto de morir, esta amiga me habla y me dice: ¿Cómo te ayudo? Le dije «si no logro organizarme, te pediría que pases por mis hijos a su clase de inglés y me los lleves a mi casa»

Al día siguiente, lo que hizo mi amiga fue pasar por mis hijos a la salida de la escuela, se los llevó a su casa, les dio de comer, vio que hicieran la tarea, los llevó a clase de inglés, los recogió de la clase de inglés, y me los llevó a mi casa. Para cuando yo llegué a las 9 de la noche después de haber estado toda la tarde con mi mamá, encontré a mis hijos cenados, bañados y listos para dormir.

Eso, señoras y señores, es lo que yo llamo una amiga.

Siento tristeza porque me parece que esta linda, inteligente, muy bonita amiga se está alejando de mi por el tema de las iniciativas referentes al matrimonio igualitario y lo que al parecer dirán los libros de texto en las escuelas acerca del sexo.

Chispas, estoy llorando mientras escribo esto.

Yo soy católica y creo y me gusta rendir culto en un Dios, en un Jesús, amoroso. Que está con los pecadores. Que dijo que vino a curar a los enfermos. Que no gusta de los hipócritas ni de los mediocres. Que dijo aquello de la primera piedra. Me identifico y hallo gran consuelo en ese Dios porque me cae como anillo al dedo y me pongo el saco con sus enseñanzas. Yo soy perfectamente pecadora, estoy enferma espiritualmente, pido que Dios me consuele, no que me juzgue.

marchaNo estoy muy inmersa ni profundamente enterada de lo que sucede acerca de estos temas. Es más, casi todo lo que sé, lo sé por lo que he leído en el internet y en whattsapp. Con la seguridad que me da la ignorancia, me atrevo a comentar:

a) No entiendo cuál es el problema con que dos personas del mismo sexo se casen por el civil. Me pongo en sus zapatos y pienso, si yo hubiera querido casarme con mi marido y la ley me lo hubiera impedido, la verdad, no me hubiera gustado. Otra cosa es que la Iglesia Católica no lo permita. Eso es cien por ciento admirable, que se mantenga firme en lo que ha venido predicando hace siglos. Pero, las leyes civiles, que aplican para todos, esas sí deben ser iguales para todos, aunque a mi me guste el helado de fresa y al vecino le guste la pasta de guayaba.

b) No entiendo cuál es el problema en que estas uniones civiles, estos contratos, se les llame «matrimonios». Más bien, me atrevería a preguntarles, señores, señoras, ¿de verdad quieren que se llame «matrimonio»? Entiendo que hoy por hoy el 50% de los matrimonios se disuelven y de los que se mantienen, hay una bola de aberraciones y barbaridades que se cometen, a veces a escondidas, otras veces a los ojos de todo el mundo: infidelidades, con personas de otro o del mismo sexo, intercambio de parejas, costumbres sexuales medio raras, violencia física y psicológica, inmadurez emocional, neurósis, robos, deslindes, abandonos, abusos de confianza… abundan los matrimonios llenos, plagados de costumbres y acciones nada lindas. ¿Qué es lo que tanto quieren alcanzar? Mi humilde opinión es que esta batalla ni vale la pena pelearse.

c) No entiendo cuál es el problema en que estas personas del mismo sexo que se unen vía contrato para ser pareja, y formar una familia, adopten niños. Me ha tocado ver y saber y conocer acerca de abuso y maltrato infantil, violaciones de padres y madres a hijos e hijas, relaciones incestuosas, maltrato físico y psicológico, en familias de todos los niveles económicos. No creo, de verdad no creo, que los papás del mismo sexo hagan un peor papel del que hemos hecho los  heterosexuales como mamás y papás. El alto nivel de neurósis en las poblaciones actuales me dice que esas infancias no fueron tan felices, por cualquiera que fueran los motivos.

d) Entrando al tema de los libros de la SEP. Al parecer los libros de la SEP del futuro explicarán que el niño puede escoger su sexo.  Yo creo que a la escuela se van a aprender conceptos académicos; y los valores y los principios se aprenden en casa. Cuando yo era chica, recuerdo claramente haber visto unos anuncios o volantes en los que decía: «ESTOS SERAN LOS MAESTROS DE SUS HIJOS» y unos dibujos de Marx, Lenin y Stalin. Según estos volantes, los libros de la SEP estaban llenos de doctrina comunista. Todos los niños de ese entonces hoy seríamos rojos. ¿Qué fue lo que pasó? Que en 1989 tiraron el muro de Berlín, precisamente miembros de mi generación, y hoy por hoy el comunismo casi que ha desaparecido. Vayan a las oficinas del Partido del Trabajo, a ver qué encuentran. ¿A qué me refiero? A que, a final de cuentas, el amor gana, lo correcto predomina, lo bueno del ser humano prevalece. Los libros de texto pueden decir misa y simplemente no se les hace caso. Los valores que aprendemos y enseñamos en la casa, esos son los importantes. Desde hace varios años es permitido que mis hijos, a partir de que tienen 10 años, pueden ir a pedir condones a la clínica de salud, y es obligación que se los den gratuitamente. ¿Saben cuántas veces han pedido condones mis hijos? Sí lo saben. Lo saben muy bien.

e) Con respecto a que vayan todos al mismo baño, les comento que mi esposo hombre y yo mujer compartimos el mismo baño hace casi 19 años y no ha pasado nada. Tengo dos hijos varones pero si tuviera una niña, también tendrían que compartir el baño. Claro, no es lo mismo que sean esposos o que sean hermanos a que sean completos extraños. Pero si la igualdad de derechos exige que a veces hayan cosas que no nos encantan, me imagino que no queda más que respetar.

Alguna vez leí en el internet: es que si esto del homosexualismo sigue dándose, sigue incrementándose, eventualmente se acabará la especie humana. Ladies and Gentleman, la raza humana se acabará mucho antes que eso suceda, con tanta contaminación, con los errores financieros, la sobre explotación de los recursos naturales, las guerras, las armas sofisticadas, los Donald Trump  del mundo, etc etc.

Acerca de la marcha, estoy a favor de ella. De esa y todas las marchas, ya que todo el mundo tiene el mismo derecho de expresarse y manifestarse a favor y en contra. Me gustaría, no que a nadie le importe mi opinión, que las personas que asistan a la marcha lo hagan con convicción y convencimiento profundo, no porque «es lo que hacen las otras mamás del salón» o «para que me vean»

Y por último, me gustaría si fuera posible, que también hiciéramos marchas en contra de la corrupción,  del aborto, el cual detesto, y del maltrato infantil, el cual aborrezco. Todos los temas son importantes, todos somos personas, todos tenemos un alma y somos hijos de Dios.

El Papa y la Iglesia que me ha tocado vivir

Vamos a expresar nuestra opinión acerca de un asunto delicado. Comenzaré diciendo que es mucho más facil fijarse en los aspectos negativos de los demás que en los positivos.

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Por ejemplo, está comprobado mercadotecnicamente que una mala experiencia, digamos en un restaurante o en una tintorería, la compartes 10 veces; mientras que una experiencia positiva la comunicas solamente tres veces.

Se ha convertido en algo común criticar a la Iglesia Católica y tomar los errores que ha tenido en 2000 años (Dos mil años. Otra vez: dos mil años. ¿Cuántos errores has cometido tú en tu vida? Yo tengo 43 años y he cometido muchos) La verdad ya estoy un poco cansada de escuchar lo mismo.

No que no me haya dolido, sobre todo el episodio de Marcial Maciel y la pederastía en general de la Iglesia, ya que tengo hijos varones y me mueve de una manera particular,  igual a la de cualquier mamá de varones.

El resultado de ello en lo personal fue que en efecto me alejé unos meses de la Iglesia y de quienes defendían a Maciel (que los hubo) y un poco me sigue doliendo que los Legionarios hay cosas que aún no aceptan y en mi opinión deberían de aceptar y reconocer y pedir perdón dando una enseñanza de humildad. 

Aparte de eso; ahora con el nuevo Papa Francisco, me encuentro con artículos y manifestaciones de gente que dicen que la Iglesia esto y la Iglesia lo otro, pero nunca hablan de las cosas buenas que tiene la Iglesia Católica, que son muchas y son inegables.

Dejando a un lado la experiencia espiritual que esa es personal y cada quien la vive de acuerdo a una multitud de factores, por ejemplo la educación, la fe, la devoción, etc.; hablando puramente de aspectos prácticos y terrenales, a ver por favor, ¿quien se anima a discutir las bondades de la Iglesia Católica?

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Quien se anima a negar a todas las monjitas que están dedicadas a servir al prójimo, a los más pobres, a los enfermos, a los ignorantes.

Quien se anima a decir que NO existen los sacerdotes que se lanzan a lugares que nunca habían visto antes, solos con su fe, a ayudar a la gente que está desesperada y con hambre, en muchísimas comunidades de nuestro país y de todo el mundo.

Quién tiene el valor de negar a los representantes de la Iglesia que arriesgan su vida en Africa o en Irlanda o en otros lugares del mundo con guerras y violencia, sin esperar nada a cambio, solamente con el afán de ayudar y seguir el camino de Jesús.

La Iglesia no anda publicando todo esto. Quizá si hubiera una materia de Relaciones Públicas la Iglesia reprobaríaría con ceros porque todos los días hacen muchísimas cosas buenas y positivas y no lo andan pregonando. ¿Porqué no? Pues porque no, y punto. Porque no es por eso que lo hacen. No es su misión en esta vida la de estar cacareando que son muy buenos.

Se puede decir que a nadie lo fueron a buscar con pistola a su casa para ser católico. El que quiere y escucha el llamado en su corazón para seguir la Fé católica, lo hace voluntariamente. El que no esté de acuerdo, pues ahí muere. Sin embargo, no solamente no están de acuerdo con nuestra Fe, sino que están duro y dale y duro y dale y quejándose de los errores que se han cometido. 

Yo jamás se me ocurriría hacer un comentario y mucho menos público acerca de los anglicanos o de los mormones o de los judíos o de los musulmanes. Ni siquiera sé muy bien qué hacen porque no me dedico a estudiar religiones. No estoy muy enterada de sus jerarquías o de quien es el «mero mero» de ellos, si hizo esto o aquello. Me limito a desearles lo mejor a todos ellos y dejarlos en paz.

Ojalá me dejaran en paz también ellos a mi, y a mi catolicismo. 

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¡Felices Pascuas de Resurrección!

Hoy es un día de alegría, hoy celebramos los católicos de todo el mundo la Resurrección de Jesús. La vida ha vencido a la muerte y con ello nos llenamos de esperanza, de fe y de amor por quien ha padecido tanto para salvarnos.
Dice el libro «Hablar con Dios» de Francisco Fernández Carvajal: «…La Resurrección del Señor es una realidad central de la fe católica, y como tal fue predicada desde los comienzos del Cristianismo. La importancia de este milagro es tan grande, que los Apóstoles son, ante todo, testigos de la Resurrección de Jesús. Anuncian que Cristo vive, y este es el núcleo de toda su predicación. Esto es lo que, después de veinte siglos, nosotros anunciamos al mundo: ¡Cristo vive! La Resurrección es el argumento supremo de la divinidad de Nuestro Señor».