Archivo de la etiqueta: Filosofía

Facebook y la verdad

Facebook tiene una herramienta divertida, que te permite ver lo que publicaste este día desde que comenzaste a utilizar la red social.

Cómo ya he dicho antes, yo fui una de las primeras personas en usar Facebook por invitación de Mark Zuckenberg y Eduardo Saverin, buenos amigos míos con los que he perdido contacto porque ellos tienen mucho dinero y yo prefiero no llevarme con gente que tiene mucho más dinero que yo.

Los recuerdos que Facebook me presenta mediante esta herramienta, alcanzan al 2010. Son ocho años, casi nueve años, de recuerdos. No es poca cosa. Me asombra lo sincera abierta honesta y transparente que era en esos entonces. Cuando lo leo hoy, fines del 2018, me digo «way que sincera». Sin embargo, en esos entonces, los que me seguían en Facebook eran contadas personas, que eran amigos de verdad, en la vida real. Como dicen «in the flesh».

Hoy por hoy tengo muchísimos amigos de facebook que no tengo el gusto de conocer personalmente. En este año, cayeron las solicitudes de amistad por oleadas. A casi todas dije que sí, excepto a las que tenían un tinte comercial muy descarado. Es muy improbable que les compre nada, así que, para que perder su tiempo y el mío.

Por lo tanto ya no me siento muy en confianza de publicar más que chistes. O cosas que no tienen mucha profundidad personal.

Algo que me han comentado mucho, mucho en mi vida, es que soy muy honesta. Me felicitan por mi honestidad. El comentario no ha sido reprobatorio, ha sido, al contrario, admirativo. «Qué honesta eres!» me dicen. A lo que yo respondo: «¿gracias? ¡gracias!»

Lo agradezco de corazón, cualquier cosa buena, comentario agradable que me digan lo agradezco de corazón. Pero honestamente, ejem ejem, no tengo nada que agradecer. Es como que me feliciten por tener la nariz larga o por tener intestino grueso y delgado. Es algo con lo que yo no tuve nada que ver, sino que me cayó del Cielo, lo tengo de nacimiento.

Image result for honestidad

Me llama la atención, que les llame la atención, mi honestidad. Y me ha traído ciertas consecuencias. No siempre positivas. Pero, visto «a toro pasado», evaluando toda mi vida de honestidad, (que tampoco es cierto que siempre he sido honesta); me ha traído más bondades que perjuicios ser honesta. Hay gente que utiliza la honestidad para ser cruel. Alguna vez me tocó trabajar con una persona así. Con el pretexto de ser «frontal» te decía todas las cosas que lo estaban matando a él, acerca de sí mismo, pero como si fueran tuyas. Era devastador. Fueron tres años muy difíciles para todos los que trabajamos con él, bueno, por lo menos para mi. Hasta que lo corrieron.

Digamos que ser honesta es una buena política pero hay que tener cuidado en que no se convierta en arma de ataque.

Ahora que estoy tomando clases de filosofía, nos enseñan que Kant decía que la mentira nunca está justificada. Le dije a la maestra que estoy de acuerdo con Kant. Nunca es buen momento para mentir. Me puso el ejemplo, que si yo viviera en la casa donde estaban Anna Frank y su familia escondidos. Y llegan los nazis, la SS o la Gestapo, y me preguntan: ¿hay alguien escondido en esta casa?. Si contesto afirmativamente, nos lleva el tren a todos, a mi por esconderlos, y a ellos por judíos. Así que lo mejor sería mentir. Eso me dijo mi maestra. Claro tiene razón, pero sucede que yo vivo en Mérida, Yucatán, en el 2018, en mi casa no estoy escondiendo a nadie, y realmente no tengo pretextos para mentir… El tema es muy muy complejo. Extenso y complejo.

Pero bueno, la verdad es que con Facebook, ya no puedo ser tan honesta. Pues tengo muchos amigos que no conozco y no sé como se tomarían mis honestos comentarios. Tampoco quiere decir que voy a mentir. Sino que, publicaré chistes, fotos de animales bonitos, tal vez comentarios acerca de algunas noticias.

Cosas de la vida moderna.

Lucía Filosofía

¡No puedo creer que he estado estudiando filosofía desde agosto y no lo había compartido en ninguna red social ni tampoco en facebook! Parece imperdonable.

Desde que salí de la carrera en el 95, he querido estudiar un posgrado. De hecho comencé a estudiar Administración Pública. Éramos en el aula, un grupo de abogados y yo. ¡No entendía nada! ¿Han escuchado hablar a un grupo de abogados entre ellos? Hablan castellano y sin embargo, no se les entiende nada.

Cuando comenzamos a ver derecho fiscal financiero, entendí que de plano esto no era para mi. Esto fue en 1996. Estudié dos trimestres de la maestría y la dejé, y me pasé los siguientes años explicando a mucha gente, porqué no había terminado lo que empecé.

Después me casé, tuve hijos, entré a trabajar… por una u otra razón, que puede ser falta de tiempo, falta de dinero, falta de que la maestría que yo quería estudiar (mercadotecnia) no se abría por falta de quorum… así van pasando las razones y con ellas los días y los meses.

Hasta que en esta primavera del 2018 me voy enterando que la Universidad Marista abre la convocatoria para estudiar una maestría en filosofía y ética. (Se llama: maestría en pensamiento filosófico y ético). Pensé: «esta es la mía». Conseguí, gracias al rector Miguel Baquedano, una beca, y me inscribí feliz de la vida.

La primera sesión me moría de miedo. Mi conocimiento en filosofía se había reducido a lo que había aprendido en prepa, hace muchos años. Pensé que me iba a pasar igual que con aquella otra maestría para abogados, pensé que no iba a entender nada.

Mis temores fueron totalmente infundados. Está maravillosa. Estudiamos las diversas corrientes filosóficas cuyo objetivo es «el buen vivir» del ser humano; pensamiento de los seres humanos más brillantes de muchas centurias. Realmente fascinante poder ver como las mismas problemáticas de hoy, se aplicaban y existían desde el siglo VI antes de Cristo.

filosofía

Aprendemos a pensar de manera rigurosa, es una parte importante de la maestría. Esta habilidad ya la estoy poniendo en práctica tanto así que mi jefe me ha dicho un par de veces: ¡no puedo rebatir tus argumentos! — y yo pensando: ¡Claro que no! ¡porque son sólidos y están bien elaborados!

Hemos leído muchísimos textos. Nunca creí ni pensé que sería capaz de leer y entender a Sócrates, Leibniz, Hegel, Kant, Derrridá, Deleuze o Dussel. Ahora que he empezado, no puedo parar. Me parece interensantísimo lo que plantean y me ha abierto los horizontes en mi cerebro, en mi cabezota, de forma amplia y profunda.

Gracias a Dios que me aventé al ruedo, a la aventura de estudiar filosofía. Lo recomiendo muchísimo, muchísimo. Muchísisisiisisisimo.