De repente me encuentro en mi facebook citas o frases de este «Osho». Por ejemplo: «Si amas una flor, no la levantes. Porque si la levantas, muere y deja de ser lo que amas. Entonces, si amas una flor, déjala ser. El amor no se trata de posesión. El amor se trata de apreciación»
Es una linda frase, ¿sí o no? Yo no sabía nada de Osho hasta que leí esas frases en mi facebook y pensé «qué lindo». Hasta ahí mi relación con el tema. Punto.
Llego, otra vez, el viernes a mi casa, abro Netflix y lo primero que veo es WILD WILD COUNTRY escrito en letra cursiva hermosa, como de invitación de boda. «A ver…» me dije. Seis capítulos. Desde el primero momento, mis ojos, que son pequeños, iban tomando una forma cuadrada, que conservo hasta ahorita. Ojalá que vuelvan a su posición natural algún día.
LA RAZÓN DE LA CUADRADEZ DE MIS OJOS
- La cantidad enorme de dinero que manejaba esta gente. Osho llegó a tener 20 Rolls Royce. (4 millones de pesos cada uno) Lo mucho que se pudo hacer dentro la legalidad, aún cuando haciéndolo estaban dañando a otras personas.
- La firme convicción y convencimiento de la gente que lo seguía de que estaban haciendo lo correcto a pesar de que estaban literalmente asesinando personas. Asimismo, la convicción de que el líder Osho era completamente inocente de lo que estaba pasando a pesar de que todo estaba pasando en nombre de él.
- La tranquilidad con la que estas personas, presuntos asesinos o cómplices de asesinato, hablan de lo que hicieron como si no hubieran hecho nada. La soberbia de quienes defienden sus actos, cuando supuestamente son o deben ser líderes espirituales que brindan un camino de esperanza a su seguidores…
- Por último, en una idea más personal, el cuidado que debo tener acerca de lo que leo, que me puede parecer lindo o inspirador, es producto de una mente absolutamente enferma y manipuladora.
NO LEAS LO QUE SIGUE SI PIENSAS VER EL DOCUMENTAL.
Érase una vez un pequeñito pueblo en Oregon de apenas 40 habitantes. De repente, unos líderes espirituales indios o hindús, y sus varios cientos de seguidores, compran el rancho que está ahí al lado, de muchas muchas hectáreas, y de la nada, construyen una comunidad de primer nivel, con ¡aeropuerto! ¡presas! ¡lagos!
Los vecinos, que tienen miedo al cambio, como todos los seres humanos salvo unas pocas notables excepciones, se sienten invadidos en su tranquilidad. Unos meses después sucede un ataque a un hotel propiedad de los indios o hindús. Como resultado, los indios o hindús levantan una fuerza policíaca armados con AK47 de fabricación rusa y vestidos ridículamente de color lila.
Además, empiezan a comprar todo el pueblito y a cambiar los nombres de las calles con denominaciones indias o hindúes. Los del pueblito no podían hacer mucho al respecto porque todo era perfectamente legal. Desagradable y molesto, pero legal.
Llega el día de las elecciones en el pueblito cercano de Wasco en Oregon y con el fin de conseguir suficientes votos a su favor y suficientes menos votos a favor de los locales; echan virus de salmonella en diez restaurantes y más de 700 habitantes de la comunidad de «The Dalles» en Oregon se enferman gravemente. Además, y peor aún, hacen planes para matar al Fiscal de Distrito de Oregon que los estaba investigando por ciertos matrimonios que habían promovido para conseguir la green card americana.
Pasan muchas cosas más, finalmente los atrapan a Osho y su asistente Sheena. Osho se declara culpable y le ponen una multota y lo dejan libre, así que se larga a la India a seguir con su comunidad de adoradores y un buen día muere como si nada, ultra millonario y tan tranquilo.
La asistente Sheena pasa 10 años en la cárcel y luego se va a Suiza donde abre una clínica para viejitos. No es que yo favorezca el «ojo por ojo y diente por diente» sin embargo, si me preguntas a mi, 10 años de cárcel por intentar matar a 750 personas de salmonella, entre otras linduras, me parece un poco desproporcionado.
¿LO RECOMIENDO O NO LO RECOMIENDO?
Sí lo recomiendo, porque es un tema que puede servir para abrir los ojos, cuadrados o no. Abrir los ojos acerca de lo que leemos, de lo que escuchamos, de lo que ciertos grupos o personas son capaces de hacer cuando pierden la percepción de la realidad en su afán de lograr un objetivo que parece «bueno».