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Terapia de Perro

Conozco una persona a la que apodamos «Terapia de perro». Esta persona es un caballero, amable, culto y servicial, simpático y educado, del cual huimos como la peste cada vez que nos lo topamos por ahí. «Ahí viene Terapia… ¡vámonos!» salimos corriendo lo más rápido posible hacia exactamente el lado opuesto de donde él se encuentra.

Antes no éramos tan abusados y nos quedábamos en nuestro lugar, saludábamos a «Terapia», ¡con gusto! «¡Hola Terapia! ¡Qué gusto verte! ¿Cómo estás?»

Uf para qué lo dijimos. Por qué fuimos tan inocentes. A nuestra invitación, nuestro deseo de saber cómo está Terapia, venía una descripción detallada, completa, puntual de exactamente eso: la situación de Terapia.

-Mi esposa… ya no la quiero… mi mamá… se enferma todo el tiempo… mi situación laboral… es muy inestable… mi papá… no me repongo de su muerte (su papá había fallecido hace diez años)… el gobierno… el PRI… el PAN… el PRD… el SAT…

La primera y la segunda vez que me sucedió esto, me sentí genuinamente apesadumbrada por lo que pasaba en la vida de Terapia. Y trataba de consolarlo, posándo mi mando en su hombro y diciendole algunas palabras de aliento: «ya, Terapia, ya pasará… un día a la vez… ánimo Terapia ánimo!»

Por eso le apodamos «Terapia de Perro» porque a los perros se les pasa la mano por la cabeza o encima del lomo, cariñosamente.

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A la tercera vez que llegué al parque de la Alemán y vi a lo lejos que por ahí andaba Terapia, cinco minutos después mis hijos y yo nos econtrábamos en el Parque del Chembech.

Terapia y todos los que son como él no buscan resolver sus conflictos, lo que buscan es permanecer en ellos porque eso les da una razón a su ego para vivir. Se representa típicamente como la nube lluviosa que está siempre encima de sus cabezas. Ellos se resignan y apechugan. No porque no tengan otra opción, sino porque les gusta, disfrutan, estar sufriendo y contar sus cuijas y recibir «consuelo» -chico consuelo- de los demás.

Es increíble que habiendo tanta felicidad disponible en el mundo, las personas como Terapia no la puedan aprovechar. Puede que tengas unos días malos, pero con Terapia y los de su clase, no hay forma. Les puede ir de dos formas: mal o peor. ¡Pobres!

Una historia absolutamente teatral

Todo iba bien con esta pareja hasta que se fueron a la quiebra. El tomó algunas desiciones equivocadas y se quedaron literalmente sin un peso. Siguieron tomando otras decisiones llevados ahora por la desesperación y peor les fue.

aaa teatroElla tomó al toro por los cuernos y a base de mucho trabajo y esfuerzo logró sacar adelante a toda la familia, incluyéndolo a él. Le fue tan bien que compró una casa y realizó varios viajes y en general tiene un estilo de vida cómodo y agradable.

Ella es tremendamente dinerista, su plática gira al rededor del dinero o de las personas que tienen dinero. Por ejemplo, una vez que la vi lo primero que me dijo es que había estado en una cena donde también estaba Raúl Salinas de Gortari. Gente con dinero, el costo de la vida, sus necesidades económicas, sus aspiraciones de viajes y coches. Esa era su plática. Personalmente, se puso una meta financiera en la cabeza y la logró y creo que hasta la superó.

Hasta aquí todo bien. Pero… el pobre hombre que había fracasado con el negocio, que había tomado las decisiones equivocadas que los llevaron a la quiebra a toda la familia, se convirtió en una especie de mueble. Se deprimió muchísimo y nunca volvió a salir adelante. Apenas conseguía trabajitos por unos cuantos miles de pesos que obviamente no solo no alcanzaban a mantener a la familia, sino que mucho menos alcanzaban a cubrir las aspiraciones monetarias de la mujer.

Cuando este hombre tuvo éxito, tuvo mucho éxito. Casota, carrazos, viajes, escuelas privadas, joyas, relojes, «name it and you can have it». Cuando cayó de la parte de arriba de la rueda de la fortuna, cayó con fuerza, se estrelló en el piso y se quedó ahí tirado.

El caso es que la mujer, lo mantuvo durante 28 años. Lo mantuvo bien, además, ya que con su trabajo consiguió comprar un departamento en una excelente colonia, tenían servicio de planta, nunca faltaban tres buenos alimentos y demás. Sin embargo, quedó tan resentida, que todos los días, o la mayoría de los días, le decía cosas horribles a él. Eres un imbécil, no sirves para nada, no puedes mantener a tu familia, mírame como trabajo, eres un inútil, estoy cansada de trabajar, tú no me ayudas, nadie me ayuda, muchas otras frases llenas de resentimiento. Hasta que un buen día, sin que nadie se lo esperara, él agarró y se murió.

¿Lo mató ella con su desprecio? Puede ser. Lo que nunca entenderé es porqué razón él no agarró su ropa, salió por la puerta y nunca regresó. Porqué aguantó tanta vara. Porqué nadie le dijo a este hombre cuando era niño que los errores que comentemos no implican que tenemos que pagar la factura por el resto de nuestra vida. Porqué nadie le dijo que hay límites que nosotros mismos ponemos y debemos respetarlos, nosotros mismos.

Ella está ahora encantada jugando el papel de viuda. Todo el mundo le compra su teatro. Las cosas salen bien para algunas personas, ni hablar.