Gatita Marilyn Monroe llegó a esta casa muy bebecita. Tendríamos que esperar seis meses para que se le esterilice. Llegaron y pasaron los seis meses y yo, me hacía boba. «Después la llevo» «Otro día» «Mañana» «Luego» etc etc. Procastinación que le llaman.
Así hubiera continuado la situación, hasta que una noche, descubrí en la puerta de la casa a gatito Joe DiMaggio. Precioso gatito, grisáceo de los que llaman «Balam», apuesto, galante. La Marilyn no tuvo ni que pensarlo dos veces y se dejó llevar por los encantos de Gatito DiMaggio.
La esterilización de Marilyn no podía posponerse ni un minuto más. Gatito Joe DiMaggio ejercía todo su poder de atracción y era cuestión de momentos que tuviéramos la sorpresa de unos bebés gatitos aquí en la casa. Imposible.
De tal forma que la llevamos a una clínica veterinaria que se llama Zoomanía, excelente clínica y excelente trabajo de la Dra. Anette Milke haciendo el procedimiento. Estuvo 24 horas en la clínica y regresó a la casa.
No hubo forma de conseguir que Marylin no se lamiera la herida. Le pusimos su collar isabelino y media hora después ya se lo había quitado y escondido en un espacio atrás de la estufa imposible de alcanzar. Le pusimos un calcetín para tapar la herida y también buscó la forma de arrancarlo.
Se abrió la herida. Al final de este texto hay una foto de la herida abierta, pero, prudencia por favor, está muy fuerte y gráfica la imagen.
Llevamos a Marilyn a Zoomanía y ahí estará 7 noches hasta que se cierre bien la herida. Me dicen las personas que la están cuidando, que la herida está progresando bien, pero que ella está del peor humor del mundo. Mientras tanto, Gatito Joe DiMaggio, todos los días le trae un cádaver -de iguana, cucharacha o escarabajo- suspirando por volver a ver a Marilyn lo más pronto posible.
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Desde 2016 no tengo visa para entrar al país que se encuentra al norte de México. Cuando venció mi visa, me dije «mientras Donald Trump sea presidente, no quiero ir». La verdad es que no tenía los medios para ir ni para renovar la dichosa visa.
En las diversas ocasiones en que he tramitado la visa tanto para mi como para mis hijos, ha sido camino para la humillación. Antes, cuando el consulado estaba en el Paseo Montejo, escuchaba uno claramente las entrevistas que hacían a los demás. Las ejecutivas consulares estaban atrás de un vidrio y con un micrófono hacían las preguntas. Se escuchaba perfecto cuando decían «su solicitud de visa ha sido RECHAZADA» y yo en la silla esperando mi turno sudando frío muriendo de ansiedad.
Pensando: seguro me la van a rechazar a mi también…
Luego veía en Facebook las publicaciones de los demás: «ya tengo mi visa indefinida para entrar a Estados Unidos». Indefinida quiere decir 10 años, que era el máximo (no sé si aún sea así). Se regodeaban porque los vecinos les habían dado permiso de entrar a gastar sus dólares. Como si acceder a EUA fuera motivo de cacareo.
Pasaron los años, Donald Trump perdió las elecciones, y yo llené todo el papeleo para renovar mi visa. Entre las cosas que me preguntaron fue la razón de mi divorcio. ¿Qué les puede importar mi vida personal? Pero en fin, puse «irrenconciliable differences» y seguí con todo el cuestionario. Pagué la cuota en el banco, que no es nada barata y que se pierde en el caso de que le nieguen a uno su visa. El trámite lo realicé por ahí de agosto del año de la pandemia.
Me dieron cita en el consulado de Mérida, donde yo vivo, para enero 2021.
El 20 de enero de 2021, el día que Joe Biden tomó posesión como presidente, me llega un correo que dice que mi cita en el consulado ha sido cancelada, y que si quiero otra cita, tengo que visitar su sitio web hasta que encuentre una.
Pasaron las semanas, los meses y nada. No había cita. Así que hablé al número que aparece en el sitio web. Hello? me dijo la señorita, «no hay citas en Mérida. Le puedo agendar en Guadalajara, Tijuana o Matamoros»
Yo pensando rápidamente, si vale la pena hacer un viaje a cualquiera de esos lugares, sobre todo en términos de $$$ para conseguir la visa. Pregunté: ¿para que fecha sería la cita? «Para SEPTIEMBRE del 2023»
WHAT????? No señorita muchas gracias, mejor espero a que haya citas aquí en Mérida.
Creo que ya no volveré a EUA.
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Voy a narrar la película y habrá «spoilers» así que si no la has visto, y quieres verla, mejor no leas esto.
Lo primero que voy a comentar acerca de Nomadland es que puedo saber la cantidad de arrugas e imperfecciones que había en la cara de Frances MacDormand a la fecha de la filmación, tantos primeros planos le hacen. Ella hace el papel de «Fern» una mujer viuda que decide agarrar sus chivas y salir por la carretera hacia quién-sabe-donde. La empresa dónde trabajaba quebró y como que se quedó sin ninguna razón por la cual seguir viviendo en esa comunidad, sin su esposo y sin empleo, y bueno, sin haber tenido hijos tampoco.
Me gustó de la película que no es catastrófica ni trágica, al contrario, ella siempre tiene gente que le ayude, siempre hay comida, techo, apoyo moral, ya sea de otros «nómadas» o de su propia familia. La película te deja esa sensación de esperanza y buena «vibra». Hay algunas escenas asquerosas, a mi no me gusta ver en cine gente haciendo del donas (o dicho de otra forma, haciendo caca), ni salivando ni nada que ver con fluidos corporales. Sucede muy pocas ocasiones, a Dios gracias, dentro de la trama.
Lo que más me gustó fue la cinematografía, cuando ella agarra su coche/casa y visita bosques, o lugares inhóspitos, sobre todo cuando visita el már, las escenas están perfectas y ella se integra muy bien a la zona donde se cuentra, de tal forma que Fraces McDormand deja de ser Frances McDormand y se convierte en una piedra, un árbol, o una gran ola de mar.
Al final ella decide seguir su camino de nómada, aunque le ofrecen una casa y una vida más estable, la rechaza para poder seguir sus aventuras y sobre todo seguir en compañía de ella misma, esa es otra parte que me gustó, ya que yo soy feliz estando sola, me encanta estar sola y pude identificarme perfecto con su decisión de seguir por esos caminos de Dios.
Algo interesante es que algunos personajes son reales, es decir, hacen de ellos mismos, son personas que existen, por ejemplo Bob Wells, quien es un Youtuber y un nómada famoso.
Qué bueno que me animé a verla. No fueron dos horas desperdiciadas.
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¡Mamá!!!! ¡Tú cuarto está lleno de plumas!!! -me lanzó el grito mi hijo, desde el piso de arriba al piso de abajo
Tratando de descifrar a mis hijos he perdido varios miles de mis escasas neuronas. «¿Lleno de plumas?» mi cerebro se esforzaba en entender. «¿Bic? ¿Atómicas? ¿rojas? ¿azules?»
Varias horas después, al terminar la jornada laboral «home office», subí y a mi cuarto y entendí lo que querían decir mis hijos. Mi cuarto estaba lleno de plumas, efectivamente, pero de pájaro.
No era la primera vez que Gatito Jack me dejaba una ofrenda. (Ni la última). Sin embargo, nunca antes me las había dejado en mi habitación. Las anteriores y las posteriores, me las dejaría en el jardincito de la casa. Muy cerca de donde me siento, precisamente, a hacer «home office».
Las plumas venían de dos ofrendas, dos torcasitas. Ambas estaban bien desplumadas. Una estaba viva aún. La tomé con mis manos y la llevé al jardincito. Espero que se haya recuperado y levantado el vuelo, libre, como la tortuga de la señora de la playa.
La otra torcasita sí estaba bien fallecida. ¡Pobrecita! Gatito Jack me salió muy cazador. Después de estas que dejó en mi cuarto, que por cierto, qué dificil es barrer plumas de ave, me dejó otra más en el jardín. Aquí está la foto.
Los pájaros que no son nada tontos, cada vez vienen menos de visita. Lo mismo los toloks, esos ya de plano no se aparecen. Tampoco las arañas ni las lagartijitas esas que hacen «SMUAK SMUAK». Gatito Jack es bastante territorial, por lo que veo. Espero que cuando le traiga un compañerito, otro minino, lo acepte con hospitalidad.
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¡Ah! ¡Por fin! ya es hora de dormir. Ya cumplí mi jornada laboral, preparé la comida, lavé los platos, por la tarde caminé 5 kms y ahorita voy a leer mi libro y descansar.
Mis hijos están en sus respectivas habitaciones, están bien y saludables, Gracias Dios mio. Mi libro está interesantísimo ya leí dos, tres páginas zzz zzz zzz
La noche transcurre con calma, la casa está silenciosa, completamente a oscuras. Mis hijos y yo dormimos. A lo lejos, un grillo. Cri-cri-cri. Las luciérnagas iluminan con su luz la negritud.
zzz zzz zzz
zzz zzz zzz
Miau
Miau
Miau prrrrrrr ¡Miau! MiauMiauMiauMiauMiau
Medio intento abrir los párpados con mucho trabajo, y gatito Jack está mirándome fijamente, con su rostro a exactamente un milímetro del mío.
¡Miau!
Girando sobre mi propio eje, me doy la vuelta y quedo de frente al otro lado de la cama.
Ppprrrrrrr miau miau pprrrrrrr
Gatito Jack se sube a mi costado, queda como esos chivos que se cuelgan de las montañas más verticales, y continúa su discurso, cada vez con más indignación:
¡Miau! ¡Miau! ¡Miau!
Con su cabecita se acerca a la mía, a la altura de mi barbilla y empuja. Muy adormilada, levanto una mano y comienzo a hacerle cuchi cuchi, acaricio el lomo, la espalda, su cabecita. El ronroneo se intensifica pues Gatito Jack ha logrado lo que quiere; irónicamente, el ronroneo me hace dormir de inmediato.
zzz zzz zzz zzz zzz
¡Miau! ¡Miau! También hace un ruidido que no es miau ni tampoco prrrrr es como un pequeño grito. El círculo vicioso se repite: con maullidos me despierta, intento acariciarlo, se incrementa el ronroneo y me hace dormir, y de nuevo con maullidos me despierta.
Para mi la experiencia de ser mamá es maravillosa y le doy muchas gracias a Dios, sin embargo las levantadas por la noche porque querían leche o querían que duermas con ellos o quería Pablo mecerle la hamaca, fueron para mi un suplicio y duraron años, años de años. Cuando finalmente recuperé mis noches de sueño completas, me prometí a mi misma que nunca volvería a tener una mala noche.
Hasta que llegó Gatito Jack. Esto ya se volvió un hábito. Gatito Jack pasa la mayoría de la noche quién sabe dónde, y según mis estimaciones, por ahí de las 3 am o 4 am aparece en mi cuarto para hacer este número arriba descrito.
Finalmente me paro, bajamos las escaleras -esto en sí es otra aventura, pues se me enreda en los pies y varias veces he estado a punto de darme buenos porrazos- y le doy su desayuno y yo me preparo mi café.
Nunca digas nunca.
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Fluida y Eléctrica son mucho mayores que yo, y en cambio, entre ellas se llevan pocos años. Cuándo yo era chica y ellas no tanto, me decían: «Lucía, a ti te dejaron en una canastita en la puerta de la casa»
Muy asustada, yo las acusaba con mi papá, y mi papá, las regañoteaba: «¡¡dejen de molestar a su hermanita!!»
Al lado de la casa donde crecimos, en Itzimná, había una construcción muy grande, antigua y abandonada que pertenecía a la familia Aristi. Según me decían, en ese lugar hubo con anterioridad un hospital psiquiátrico.
Fluida y Eléctrica me decían «todavía quedan algunos locos en ese hospital… por la noche van a saltar la barda y entrar a la casa!!!»
Muy asustada, yo las acusaba con mi papá, y mi papá, las regañoteaba: «¡¡dejen de molestar a su hermanita!!»
Hasta que un día, mi papá se cansó de regañarlas, observó que ni Fluida ni Eléctrica le hacían ningún caso, por lo tanto, cuando yo iba a acusarlas, mi papá me decía «Pared, Lucy, pared» dando a entender que ellas eran como la pared y que no debería hacer caso a lo que la pared decía.
En una ocasión fuimos al Cine Maya a ver la película del Tiburón. Comenzaron con sus cosas Fluida y Eléctrica y mi papá, al no haber pared, me decía: «Pantalla, Lucy, pantalla»
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el Día internacional de la mujer?
Fluida y Eléctrica me decían todo el tiempo que mi papá quería que yo fuera varón y que me llamarían Alvaro, como su hermano. Primero nació mi hermano Rafael, luego llegó Eléctrica, luego Fluida y muchos años después llega un nuevo miembro de la familia. De acuerdo a su relatoría, cuando yo nací y era obvio que no era un varón, mi mamá le decía: «mira Rafael, mira que linda nuestra hija» y mi papá dijo «¡no me interesa! ¡yo quería que fuera niño»
Muy asustada yo iba con mi papá y le decía «papá, Fluida y Eléctrica están diciendo ¿qué tu no querías que fuera niña?»
Mi papá se quedaba callado una centésima de segundo. Ahora entiendo que era verdad que no quería tener otra niña -ya tenía a Eléctrica y a Fluida- pero, obviamente, no me lo iba a decir con todas sus letras. En su lugar, me decía: «Pared, Lucy, pared». Es decir = no les hagas caso.
Por lo tanto, ser mujer es algo que no elegí yo, que al parecer no era lo que todo el mundo esperaba, y ahora, 51 años después, no veo como porqué me andan felicitando por ello.
En fin.
Pared, Lucy, pared.
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Por ahí de noviembre, me empezó un dolor de codo muy molesto.
¿Será porqué, a pesar de que algunas de mis blusas se llenaron de hoyos en la lavadora, las sigo usando así todas llenas de huecos? ¿Será porqué, no me importa comer algunos alimentos más allá de la fecha de caducidad? O, ¿será porque mi anillo favorito, que uso todo el tiempo, me costó $29 pesos en Shasa?
No, en este caso, estamos hablando de un dolor real, literalmente hablando, me dolía el codo. Me hice tonta todo noviembre, diciembre, enero, y casi acabando el primer mes del año, decidí atenderme, visité a una terapeuta física.
La terapueta, una doctora muy amable, me hizo una revisión de muñeca, antebrazo, codo, brazo y hombro y dictaminó: señora, a usted le duele el codo.
«Esto se debe a un exceso de uso de la extremidad. ¿Utiliza usted mucho su mano derecha?»
¿Qué si la utilizo mucho? Desde que nací, hace más de 51 años, mi mano y brazo derecha me sirven para todo exactamente todo absolutamente todo lo que hago. Como dijo Porfirio Díaz: «la izquierda no me sirve para nada».
–Le recomiendo -dijo la doctora- que trate de usar el brazo lo menos posible y ponerse esta cremita dos veces al día.
¡Claro! le dije, ¿cuánto cuesta la cremita?
A continuación me dijo un precio, la doctora, que me detuvo la sangre en las venas. Definitivamente, me estaba recetando una terapia para ambos dolores de codo, el real y el figurativo.
Ya no pude echarme para atrás, así que le pagué la dichosa cremita. Tuve que pararme varias noches en la Ave. Aviación (lo que sería la Ave. Sullivan en la CDMX) para juntar el dinero.
Eso sí, valió la pena, toda vez que la crema ha funcionado maravillosamente y, oh maravilla, ya no me duele el codo. Sin embargo me parece que es de esos remedios que si se dejan de usar, dejan de servir. Ojalá que no sea necesario seguir comprando la crema, por el bien de todos mis codos….
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Las cosas son como son, no como uno quiere que sean. Cuando sucedió esto del divorcio, procedí a quitar mis fotos de novia, que tenía por toda la casa. Una amiga me dijo «no las quites, deja aunque sea una donde estés tu sola»
Pero no «pega», al contrario me parece un poco penoso tener fotos de novia cuando ya no hay matrimonio. A diferencia de la denominación «Familia Heisinger Cervera». Cuando me divorcié retomé una pasión que había abandonado, el punto de cruz o cuadrillé.
Últimamente he bordado cantidad y me encanta, me relaja, me hace feliz. Bordé un «árbol de la vida» y en el centro se supone que uno borda las iniciales de la familia. Le pregunté al sujeto, ¿habría algún problema que borde HC? y me dijo que mejor no, porque sería algo que no existe.
¡Un momento! Mi familia existe. Estamos mis hijos y yo. Ejemplo: nosotros los hermanos Cervera G Cantón: Fluida, Eléctrica, mi hermano Rafael y yo misma, somos la familia Cervera G Cantón, aunque mis papás ambos ya hayan fallecido. Bajo esa lógica, lo bordé en el cuadrito: HC
Y luego viene esto de comentar en redes sociales. La última vez que publiqué en facebook una situación, de inmediato llegó la llamada de alguien que estimo mucho: «¡No publiques tus problemas de divorcio en Facebook! es malo para tus hijos»
No estoy muy convencida. Mis hijos ya están grandes. Sin embargo, en atención a la persona que me habló, a la cual quiero, respeto, lo borré.
NOTA la situación ya se resolvió satisfactoriamente. A Dios Gracias. Y tal vez, al mismo Facebook.
Bueno, como dicen en los programas de 12 pasos, un día a la vez. Además, tenemos salud, empleo, comida y el maravilloso punto de cruz que me hace muy feliz.
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En el muro de la casa, estaba colgado un tolok gigante. Como si fuera un reloj, verticalmente. Cuando digo enorme, me refiero a que el cuerpo del tolok era mayor que el cuerpo del gatito, y a eso habría que agregarle su larga cola (del tolok). Un reptil imponente.
Gatito Jack observó que el tolok estaba en el muro, y, dispuesto a defender a su familia de humanos; dispuesto a defender a Andrés, Pablo y Lucía; se acercó sigilosamente, con total elegancia. Como en un desfile de modas. Pero en silencio. (Ver diagrama 1)
Diag. 1 ubicación de los elementos descritos
El reptil se dio cuenta de que lo vigilaban, por lo que se descolgó y se pegó al muro lo más que pudo, al mismo tiempo que agarró un tono grisáceo cemento, idéntico al del mismo muro. Se mimetizó perfectamente, pero no tan perfectamente como para que Gatito Jack no lo vea; éste continuó acercándose con todo cuidado hasta que quedó nariz con nariz con el tolok.
Así estuvieron ambos, mirándose de frente, un microsegundo.
Vencido por la fuerte mirada del Gatito Jack y por su valor sin límites, el tolok arracó a correr a toda velocidad, con tan mala suerte que se direccionó hacia la piscina. Al acabársele el piso, pasto o terreno, se quedó volando encima de la pisicina unos segundos, con las patas girando como en las caricaturas. (Ver ejemplo)
ejemplo
Inmediatamente cayó al agua y se quedó flotando muy tieso.
Andrés y Pablo bajaron de sus respectivas habitaciones no muy encantados de la vida. ¿Qué pasa? –preguntaron, arrastrando las palabras, los pies y las ideas.
¡¡¡Hay un tolok muerto en la piscina!!!!
Andrés fue por una especie de orqueta pero en lugar de tener una pinza en la punta, tiene una canasta y sirve para sacar hojas de la piscina. Con ella sacó al tolok, que seguía completamente quieto.
En lo que Andrés me preguntó qué hacer con el cuerpo y en lo que dilucidábamos un plan, el tolok, sorprendentemente, cobró vida, salió de la canasta, trepó por el muro y salió de la propiedad.
A la fecha, no ha regresado.
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Se ha desatado la controversia en Twitter acerca de Friends. Una usuaria preguntó, ¿cuál es la historia que te parece más controvertida? He aquí algunas respuestas muy interesantes e intrigantes:
Mónica y Richard siempre fue una mala idea como pareja; no está bien que tu novio sea amigo de tus papás y alguien que te conoció siendo adulto, cuando eras niña. En cambio, hay otras voces que opinan que Chandler y Kathy deberían haberse quedado juntos; y Monica debería haber terminado con Richard. Monica y Chandler no tienen sentido como pareja.
Mike (esposo de Phoebe) es muy pesado. David (el científico) era un personaje mucho mejor y agradable de ver y debería haber terminado con Phoebe, en lugar de Mike. Mike fue increíblemente egoísta cuando decidió que solo quería casarse con Phoebe cuando alguien más se lo iba a pedir.
Janice es realmente guapa y buena persona; todo el grupo son horribles con ella solo porque tiene una voz nasal.
Chandler no debió dejarse manipular para gastar todos sus ahorros en una boda
Joey + Rachel eran una mejor pareja que Rachel + Ross, éste último siempre fue muy manipulador y quejoso
Ross debería haberle dado una patada a ese tipo que se comió su sándwich. ¿Sabes lo irrespetuoso que es eso? Otra persona abre el refrigerador de la oficina y se come tu cena.
Tenían un estilo de vida completamente irreal para sus ingresos. Mónica era chef y Rachel mesera. ¿Cómo podrían un chef y una mesera costear ese apartamento en Manhattan?
Chandler sube y baja de peso según cambian las temporadas, y nadie dice nada al respecto
Ross y Rachel estaban «on a break», es decir, habían «cortado» como pareja. Aún así, Ross no debió haberse acostado con la chica de la fotocopiadora, el mismo día que «cortó» con Rachel quien supuestamente era el amor de su vida.
Joey era muy bruto, o no lo era en absoluto. El episodio en el que «habla francés» es la cumbre de su tontería, un episodio bastante incómodo.
La historia de Rachel y Joshua no tiene ningún sentido. Aparentemente, Jennifer Aniston había estado tratando de llevar a su novio al programa por un tiempo, pero cuando hicieron un papel para él (Joshua) estaban terminando y ella comenzaba a salir con Brad Pitt. Es por eso que la química está mal y tuvieron que acortar la historia para sacarlo del programa.
Rachel nunca debió haber bajado del avión
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Hoy 4 de agosto hice algo nuevo. A mi edad, 50 años, no se hacen muchas cosas nuevas, y hoy tuve una idea y la puse en práctica y fue un completo fracaso, pero fue algo nuevo que no había hecho antes.
Me gusta meterme al mar. En Mérida le decimos «bañarnos en el mar»; ya adulta descubrí que en otras partes le dicen «meterse al mar» «voy a nadar» o de otra forma, pero eso de «bañarse» solamente por estos lares lo decimos.
OK decía yo que me gusta bañarme en el mar. Lo malo es que me aburro muchísimo cuando estoy dentro del mar. Cuando hay gente con la que puedo conversar, perfecto, no me aburro. Pero en estos días mis hijos y yo estamos en Telchac y ellos no son muy marinos y la única que se «baña» en el mar soy yo. Me encanta, además es muy saludable, pero me aburro mucho ahí metida yo sola.
Hoy se me ocurrió una esplendorosa idea. «Voy a meter mi libro al mar, y puedo leer mientras me baño». Mi libro y mis lentes, sin los cuales no puedo leer nada. El mar está bastante bajo, de tal forma que avancé y avancé hacia adentro del mar, por lo menos unos 100 (o más) metros y aún me llegaba el agua a la cintura. De color verde esmeralda, bellísimo.
Me puse los lentes y me puse a leer mi libro, así parada, pisando la arena, adentro del mar. No good. Motivos del fracaso:
a) debido a que hay menos gente, hay más peces. Se pasean a buena velocidad junto a mi y a veces chocan conmigo. Por lo tanto, no se puede uno concentrar en su lectura si los peces están rozando.
b) las olas venían y cuando pasaban donde yo estaba, yo subía y bajaba un poco, junto con la ola. Me pegué así una tremenda mareada. Si no hubiera estado leyendo, no pasa nada, es el vaivén natural de las olas. Pero tratar de leer y entender lo que leo, al mismo tiempo que sube y baja con las olas del mar, imposible. Me dí una buena mareada.
c) el libro se estaba mojando.
Por lo tanto, me salí del mar, dejé el libro en la playa, junto con mis gafas, y me volví a meter otros 30 minutos. Me aburrí muchísimo, pero no importa, vale la pena, con tal de bañarse en el mar.
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Desde que estoy en Facebook, cuando Mark Zuckenberg me invitó a ser parte de esta red social, hace muchos años, he visto cientos, no exagero, cientos de fotos de la comida de la gente.
A la gente le gusta publicar fotos de lo que come. Una búsqueda rápida en internet, cero científica ni muy profesional, dice que lo hacen porque: 1. es rápido; 2. genera muchos «likes» (es decir a la otra gente le gusta ver fotos de comida; 3. En ocasiones sirve para demostrar habilidades (si yo cociné lo que estoy fotografiando) y 4. Son fotos atractivas (en este punto difiero un poco porque, por citar un ejemplo, la cochinita es deliciosa pero NO atractiva, ni viva ni muerta ni cruda ni cocinada).
Yo casi nunca publico lo que como, excepto una breve temporada que me dio por hacer diversas recetas de charritos y postearlas, como para contribuir a la cultura culinaria local y a la variedad en la alimentación yucateca. Excepto eso, no acostumbro tomarle foto a la comida, se me hace porque soy muy muy comelona y golosa, y yo lo que quiero hacer con la comida es comérmela no fotografiarla.
No le había dedicado más pensamientos al tema hasta hoy, que vi un comentario en Facebook, precisamente, de una persona que me parece inteligente, diciendo que es de la peor educación publicar fotos de comida porque hay mucha gente que no tiene ni lo más indispensable para comer y ahí andan «contando dinero frente a los pobres» con sus fotos de sus exquisitos platillos.
Me dejó pensando y por eso escribo este post en mi blog. ¿Será entonces, una mala educación publicar lo que comemos? A mi me pasa un poco con las fotos de viajes. Pero en mi caso, dependen mucho de la persona. Si la persona que las publica me cae bien, es como que yo misma disfruto el viaje y me encanta ver las fotos y leer las anécdotas; más de una vez me ha motivado para investigar un poco más acerca del lugar y su historia. Pero si quien publica la foto del viaje me cae mal, entonces pienso: «QUEMA MUCHO EL SOL pero que necesidad tiene esta bruja de que todos sepamos a donde la llevó su escoba».
En cambio las fotos de comida me dan igual. Tal vez, porque a Dios GRACIAS tanto yo como mis hijos y mi familia y amigos, todos hemos comido caliente tres veces al día. REPITO: GRACIAS A DIOS. Por otro lado, si yo no viajo, no pasa nada, pero si no como, si pasan muchas cosas. Tal vez por eso sea más delicado publicar comida, que fotos de viajes.
Hay que tener cuidado con lo que se publica. ¿Qué si no?
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Yo soy una persona convencida de que las cosas pasan por algo. Y que los tiempos de Dios son perfectos. Todo lo que sucede a uno durante el día, durante su vida, sucede en el momento exacto, que tiene que pasar. No antes ni después.
Tengo esta amiga muy querida que conozco desde la infancia. Ella se ha vuelto experta en el tema de «barras de access» que es un forma de terapia, novedosa, para «reacomodar la energía». Esta definición es mía y la terapia va mucho más allá de eso, pero como no soy docta en el tema no quiero agregar mucho más. Solamente comentaré que está clarísimo que somos energía, todo es energía, y esta sube y baja como los elevadores, ayudando o perjudicando según hagamos uso de ella.
Desde hace cuantos AÑOS veía yo las publicaciones de mi amiga acerca de los cursos que ha tomado, de las terapias de «barras de acces», de cómo se ha certificado para hacerlo de forma profesional, y siempre siempre yo, al ver sus publicaciones, pensaba «yo quiero ir a eso. me interesa ir a eso. Quiero tomar una sesión. Voy a sacar una cita» El pensamiento se quedaba en eso, pensamiento y nunca lo convertí en acción… hasta ayer.
Le llamé a principios de la semana por otra cosa completamente. Ella trabaja en un negocio de bombas de agua, hidroneumáticos, aires acondicionados e instalaciones eléctricas, eso es lo que entiendo que hace en su negocio. Le llamé para pedirle una cotización para una de esas cosas, para instalar en mi casa. Una cosa llevó a la otra y quedamos en que me daría una sesión de «Barras de Acces» el miércoles a las 6 pm.
Me dijo «vente aquí a mi oficina, aquí mismo por las tardes doy las sesiones»
Llegó el día y la hora y yo pensando que en medio de las bombas, los hidroneumáticos y los aires acondicionados habría por ahí una mesita donde yo me acostaría para la terapia. Fue una muy agradable sorpresa ver como tiene adaptado un amplio espacio perfectamente acondicionado para ello. Muy agradable, relajante, limpio y sanitizado.
Me hizo la terapia y lo que puedo comentar al respecto son los siguientes puntos:
a) el momento perfecto para recibir la terapia fue este, en que me estoy divorciando y mis hijos están encerrados desde marzo, amén de que estamos viviendo en una situación única en la historia de la humanidad que se llama Corona. (desafortunadamente nada que ver con la cerveza o con lo que se pone la reina en la cabeza). El momento perfecto para recibir mi 1a terapia de barras de access fue precisamente este.
b) Durante la terapia, el tiempo se detuvo. Sucedió algo que según yo, se llama «estado de flow». Cuando estás haciendo algo que te gusta mucho, que te apasiona, el tiempo como se detiene. Estando en la terapia, según yo habían pasado 5 minutos y ya había terminado la sesión de 45 minutos.
c) Al terminar, sentí un muy fuerte deseo de estar yo sola, con mis pensamientos y aprovechando al máximo la sensación de bienestar. Quizá un poco egoísta, pero creo que para alguien que está todo el santo día o en el trabajo o limpiando la casa o con sus hijos, precisamente lo que necesitaba era encerrarme un rato dentro de mi misma. Llegué a la casa de ustedes, les dije a los dos seres humanos del género másculino que viven aquí (a los cuales vagamente reconocí como mis hijos) que me iba encerrar en mi cuarto, y me dediqué el resto de la tarde a disfrutarme a mi misma
d) Sentí paz interior, calma, relajación, como de estar flotando en gravedad cero. Para hacer una comparación, que nunca será exacta pero de algo servirá; hay una película que se llama «Frist man» con Ryal Gosling, haciendo el papel de Neil Armstrong. La escena donde está solo en la Luna. Completamente solo en una inmensidad, curiosamente segura, sin miedo, sino con paz y tranquilidad maravillosa. Algo así me sentí.
Por supuesto que voy a regresar, mis hijos también los voy a mandar a que tomen sus terapias de «barras de access». Estoy encantada con la experiencia, que llegó en el mejor momento.
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Acabo de leer el libro titulado “La honesta verdad acerca de la deshonestidad” del investigador Dan Ariely, especialista en Economía del comportamiento. Rescato algunas ideas que me parecen interesantes, en este tema fascinante:
No es tan dificil ser un poco deshonesto cuando se trata de “cosas” en vez de “dinero”. Por ejemplo, un niño le dice a su papá que pasó un mal día en la escuela porque no tenía lápiz. Su papá comenta “me lo hubieras dicho y te traigo lápices de mi oficina”.
¿Alguna vez te has sorprendido, cuando llega el cerrajero a tu casa, que en unos segundos abre la puerta con su ganzúa? Yo he pensado, mientras le pago: “qué le impide a este hombre a volver mañana y entrar con toda facilidad a mi casa”. El libro explica que los cerrojos existen para mantener honesta a la gente que ya es honesta. Un porcentaje de la gente es honesta y siempre lo será; otro porcentaje, son deshonestos y siempre lo serán; pero la gran mayoría, serán honestos siempre y cuando no haya las oportunidades a la mano. O como quien dice, en arca abierta, el justo peca.
Nuestra voluntad o deseo de hacer trampa disminuye cuando contamos con “recuerdos morales” como los diez mandamientos o los códigos de conducta. Por ejemplo, si antes de contestar un cuestionario o llenar un formato firmamos una promesa de decir verdad, es muy difícil que hagamos trampa o contestemos insinceramente
Existe algo llamado el “factor fudge” (fudge como el chocolate). Si podemos ser deshonestos y de alguna forma disfrazarlo para que no nos sintamos mal, o no sintamos remordimientos, es muy probable que, en efecto, seamos deshonestos.
Hacer trampa se simplifica cuando para hacerla, hay que tomar varios pasos y no hacerlo directamente. Por ejemplo, soy el autor intelectual pero no el material.
La trampa o la deshonestidad se puede explicar con el famoso experimento del gato de Schrödinger, un físico austríaco que en 1935 describió el siguiente escenario: un gato está sellado en un caja de acero con un isótopo radiactivo que puede descomponerse o no. Si se descompone, sucederán una cadena de eventos que provocarán la muerte del gato. Si no, el gato seguirá viviendo. En la historia de Schrödinger, mientras la caja permanezca sellada, el gato está suspendido entre la vida y la muerte y tampoco puede decirse que está vivo o muerto. La historia del gato de Schrödinger podría ser útil aquí cuando lo que hacemos, no existe, o no tiene categoría de bueno / malo, hasta que esté escrito o hasta que nos atrapen, hasta que sea parte de la realidad objetiva.
Una vez que alguien (o alguna organización) nos hace una favor, nos volvemos parciales a todo lo relacionado con el benefactor, y que el la magnitud de este sesgo aumenta a medida que la magnitud del favor inicial (en este caso el monto del pago) aumenta.
El concepto de “ego depletion” quiere decir que las decisiones que tomamos cuando estamos cansados o estresados son peores. Si hemos estado resisitiendo la tentación todo el día, al llegar la tarde o la noche, ya no tendremos fuerzas par seguir resistiendo. Un buen consejo es enfrentar las situaciones más difíciles o más complicadas temprano por la mañana. Y en ocasiones, lo mejor es simplemente ceder a la tentación, darnos un “break” a nosotros mismos.
Existe un concepto que se llama “external signaling” que consiste en demostrar a los demás quienes somos por la forma en cómo nos vestimos. Pero, a pesar de lo que creemos, lo cierto es que no tenemos una idea muy clara de quienes somos realmente y hacemos lo que los demás hacen. Usar una bolsa marca Prada original nos puede hacer cambiar nuestro comportamiento de una manera sútil, y lo mismo si usamos una imitación hecha en China de la misma bolsa Prada. Usar ropa de imitación hace más sencillo para la persona cometer otros actos de deshonestidad. A esto se le llama el “what the hell effect”, que se podría traducir como “el efecto me vale madres”
Debe quedar claro que un acto inmoral puede hacer que otro más probable y que los actos inmorales en un área pueden influir en nuestra moralidad en otras áreas.
Cuando nosotros y quienes nos rodean somos deshonestos, comenzamos a sospechar de todos, y sin confianza nuestras vidas se vuelven más difíciles en casi todos los sentidos.
Al parecer hay una relación entre las personas altamente creativas e imaginativas y la facilidad o propensión para mentir o cometer adulterio, hacer trampa o ser deshonestos.
Los comportamientos deshonestos son altamente imitables. Es más posible que nosotros realicemos esas conductas si tenemos un amigo o un pariente o alguien cercano que las haya hecho también.
Lo mismo pasa en las empresas -como en el caso Enron- o algunos gobiernos. Cuando algunos comenten fraude o son corruptos, “contagian” a los cercanos, que su vez contagian a los respectivos cercanos, y llega un punto en el que casi todos son parte de la trampa.
Tendemos, como seres humanos, a ver las infracciones menores como sin importancia y sin consecuencias. Es un error. Lo cierto es que no deberíamos obviar ni olvidar ni los más mínimos hechos deshonestos, sobre todo si se trata de políticos, celebridades, o directores generales de grandes empresas.
Los humanos tenemos un debilidad por hacer “trampa altruista”, incluso si apenas conocemos a la persona que podría beneficiarse de nuestro mal comportamiento. Esto es, llevar a cabo acciones deshonestas porque beneficiamos a un tercero. Lamentablemente, parece que incluso el altruismo puede tener un lado oscuro.
En un alto grado, lo que nos detiene de “portarnos mal” no es la posibilidad de que nos atrapen y castiguen, sino el remordimiento y sentimiento de culpa que viene después. La buna noticia es que todos tenemos un “compás moral”. El problema está en mantenerlo funcionando.
Hacer favores o dar regalos a la gente es una forma comprobada de ganar su lealtad. Por eso las farmacéuticas y muchas otras empresas lo hacen. Los regalos hacen una labor de “presionar” nuestro botón de la reciprocidad.Las personas con cargos o responsabilidades de toma de decisión, deben hacer lo posible para no aceptar regalos ni siquiera invitaciones a cenar.
No queda más que reconocer que un cierto nivel de deshonestidad es inevitable en nuestra sociedad tal como la vivimos hoy. La vida no es blanco y negro, y nuestras motivaciones con frecuencia “chocan” contra otras motivaciones.Puede existir algo como “demasiada honestidad”. Al contrario, Kant pensaba que nunca se justifica una mentira. Kant creía que la honestidad era una marca, un producto de una mente racional, y que la racionalidad era el fundamento de la diginidad humana. Por lo tanto, mentir era una falta de dignidad.
Como comentario final, agrego que a mi me gustaría ser como Kant y no mentir nunca ni que nunca me mintieran. Es un sueño “guajiro”. Imposible de lograr. ¡Lástima!
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1. Aparentemente, la historia del nombre que nos han contado muchas veces, es correcta. El conquistador español Hernán Cortés, cuya inteligencia le dictó que estos seres humanos, que vino a encontrar después de meses de haber salido de España, seguramente hablaban castellano, preguntaba y preguntaba «¿Dónde estamos?» o «¿Cómo se llama este lugar?» y los locales le contestaban: «No te entendemos» «No te entiendo», cuyo sonido sonaba como a «Yucatán». Era 1519.
2. Durante los últimos 150 años a la actualidad, la economía del Estado se ha determinado en su mayoría por tres sucesos: La guerra de castas, el auge henequenero, y el turismo.
3. La Guerra de Castas de 1847 fue una rebelión de los indígenas mayas en contra de los descendientes de españoles que habían impuesto una organización social que los favorecía (a ellos, los descendientes de españoles). Al finalizar la Guerra, los indígenas controlaron la parte sureste de la península, donde implementaron un sistema de cultivo tradicional; mientras que en la parte controlada por los descendientes de españoles, se fomentaron actividades de tipo comercial o mercadeo.
Guerra de Castas en Yucatán
4. Toda la Península consiste en la porción visible o expuesta de la Plataforma de Yucatán
5. Hace 65 millones de años un meteorito cayó en la zona de Chixchulub y una de las consecuencias de este impacto fue la desaparición de la vida que habitaba el planeta Tierra. El «anillo de Cenotes» es una evidencia que trata comprobar esta teoría.
Anillo de cenotes
6. La palabra «Cenote» viene del maya dzonot que quiere decir «pozo«, es el resultado del colapsamiento de la superficie caliza propia de la región, que al colapsar, expone el agua subterránea. El agua de los cenotes es muy clara, es agua de lluvia que se va filtrando lentamente por la superficie.
7. Yucatán se encuentra dentro del «Cinturón de Huracanes del Atlántico»; por otra parte, fuertes tormentas llamadas «Nortes» se forman con rapidez en cualquier época de año. Aunque los «nortes» pueden llegar a tener fuertes vientos y pesadas lluvias, finalizan en poco tiempo, a veces solamente una hora, y no dejan daños.
8. Los glifos mayas, tienen en su estructura cierta semejanza con el japonés.
9. Fray Diego de Landa era un sacerdote franciscano que simpatizaba con los mayas y los defendía de los españoles; sin embargo, siendo un devoto católico sentía aborrecimiento por los ídolos y otros objetos de culto, por lo que ordenó la quema de cientos de estas imágenes, estatuas, esculturas, códices, dibujos. Solamente sobreviven tres códices: el de Dresde, el de Madrid y el de París.
Códice de Dresde
10. La numeración maya, vigesimal, claramente está relacionada con cinco dedos en manos y pies = 20 dedos. Solamente tiene tres representaciones; el punto, la raya, que podrían ser una piedrita y un palito que utilizaban para sacar cuentas; y sorpresivamente, el cero, que representaban con una conchita.
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Existe un aparato que se llama Karcher. Bueno, la marca es Karcher, el aparato en sí no tengo idea de cómo se llama. Ahora les pongo una foto.
Este aparatito lo que hace es que lo conectas a la toma de agua y tiene un motorcito y el agua sale con una fuerza increíble, a través del disparador que parece una pistola con el cañón muy muy largo.
Es un poco complicado de manejar porque se enredan las tres mangueras: la de agua, el cable que lo conecta a la electricidad y el cable de la pistola con el cañón larguísimo.
Entonces cuando vas moviendo el aparado de un lado a otro se van enredando los tres cables o mangueras y es un relajo. Fuera de ese detalle, el aparatito es una maravilla.
Si eres una neurótica/o de la limpieza, como yo… (bueno yo soy neurótica en muchos temas, pero sobre todo en esto de la limpieza) este es como un sueño hecho realidad. De verdad se los digo. Lo juro por esta.
La Karcher limpia a profundidad todo a donde dirijas el chorro de agua. Miriñaques, cortinas, no de tela sino las otras las enrollables, ventanas de vidrio, abajo de la estufa, abajo de la nevera o refrigerador, las esquinas de las paredes, le quita las manchas negras al piso de cemento, abajo de los muebles de la cocina, el lavabo para lavarse las manos, para lavar los platos, adentro del inodoro…. es una experiencia super divertida estar echando agua y viendo como desaparece hasta el último polvo más escondido y con el mismo chorro de agua lo vas empujando y empujando lejos, lejos, lejos.
Al chorro de agua que queda en el suelo, le echo para complementar una generosa porción de vinagrre para que haga de desinfectante y de verdad, se ven los resultados notablemente.
Claro que después viene la jalada de agua, pero bueno a esto he buscado algunas opciones para quien no quiere hacerlo: una, es decirle a la asistente del hogar que ella o él jalen el agua. Dos, no muy recomendable y nunca lo he hecho, es dejar el agua a que se evapore solita. Con cuidado de no darse un porrazo con el piso mojado sobre todo si es porcelanato que es super resbalosísimo. Y tres, pues agarrar el jalador y jalar toda esa agua, que es cierto está mezclada con bicho muertos y polvo y otras cosas nada lindas, sin embargo se siente alegría en el corazón ver como una va sacando todas esas basuras de su propia casa.
A mi me gusta jalar (el agua con el jalador, cabe la aclaración para todos los que se lavan el pelo con Easy Off) y me gusta ver como el piso se queda sequísimo cuando jalas con mucha fuerza.
Finalizo comentando que nadie me dio comisión, ni la empresa Karcher ni el lugar donde la compre, la ferretería Fernandez que está aquí cerca de Cholul.
Que no pase un día más y ¡disfruten su Karcher!
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Megxit es el nombre que se le da a la salida de Harry y Meghan de “The Firm” como se le llama a la Familia Real Británica.
Dios no te permita que digas frente a un miembre de la Commonwealth que es la Reina de Inglaterra o la Familia Real Inglesa, porque te contestan, muy serios, que Inglaterra únicamente es un país de los que forman el Reino Unido de la Gran Bretaña. Aunque me tarde un poco más en decirlo.
Muy pronto –el 11 de agosto– se publicará un libro llamado “Fiding Freedom” acerca de esta situación. Es un poco como la versión de ellos, Harry y Meghan, acerca de todo esto que está pasando. Los autores dicen que entrevistaron a más de cien personas cercanas a ellos dos y que llevan dos años investigando el tema.
En resumen, el libro dice que a Harry no le gustaba el trato que le daban ni a él, ni a su mujer. Que sus actividades las dejaban como “plato de segunda mesa” dando preferencia a las de William y Kate. El distanciamiento entre ellos cuatro fue un factor clave en la decisión que tomaron de salirse de la familia real y refugiarse en Canadá y/o EUA.
La tensión se podía cortar con un cuchillo
El libro explica como William se ha enfurecido y permanece muy disgustado por la salida de Harry de la Familia Real. Y dice también, que quien de verdad quería irse era él, no ella, como muchos piensan. Ella, en cambio, hizo todo lo posible para que se quedaran en Londres. Dijo: “I gave up my entire life for this family. I was willing to do whatever it takes. But here we are. It’s very sad’.”
Los que se encargan de la organización de todo, los que están “detrás del trono”, veían con preocupación como Harry y Meghan eran muy queridos, temiendo que le robaran popularidad al heredero del trono y su bella esposa. Ese era parte del motivo por el cual, digamos que «relegaban» un poco a Harry y su american wife.
Veremos que sucede. Por ahora, viven en California, y al parecer, están felices ahí.
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Mis hijos han reaccionado con bastante tranquilidad a esto del divorico, a Dios gracias. Todo el suceso fue algo completamente inesperado. Mi ex esposo (que raro llamarlo así) trabaja en el área administrativa de un Hospital muy grandote. Con esto del Corona, decidió rentar un airbnb para aislarse, durante el mes de abril agarró sus chivas y se fue. Cuando terminó el mes del aislamiento, volvió a la casa, nos dijo a todos que ya no quería vivir aquí, y se volvió a ir, ahora sí for good. Se fue el 15 de mayo y para mediados de julio firmamos el divorcio.
Si me preguntan acerca de razones o motivos más pronfundos, al día de hoy no tengo ni idea, pero si quieren pueden llamarle a él, por inbox o por whattsapp les doy su número. Y de paso me cuentan el chisme por favor porque yo misma no sé muy bien qué mosca le picó.
Dicen que muy pronto podrás divorciarte en el Oxxo. Así de sencillo es el trámite. También es verdad que mis hijos, uno es mayor de edad y el otro ya casi, así que no había mucho campo para discutir, temas como «qué días te toca a ti, que días a mi, vacaciones, navidades» todo eso ni vale la pena discutirlo porque a esa edad los hijos hacen pretty much lo que les da la gana.
Ellos hablan mucho con su papá, quién es un EXCELENTE papá, y lo visitan los domingos. Los he notado tranquilos y de acuerdo con la decisión de su papá. Lo que más bien creo que les está afectando, es el encierro.
Yo y todos los seres humanos que no viven en Corea del Norte, a esa edad 17, 18 años, estás en todos lados menos en tu casa. Por ejemplo yo, esa edad llegó a mi vida en 1987, 88. ¿Qué hacíamos? Nos achócabamos en casa de alguna amiga, y llamábamos por teléfono al niño que nos gustaba sin decirle quién éramos, por supuesto. Me acuerdo que mi amiga y yo le hablábamos al niño que me gustaba a mi y le decíamos que yo era «Marissa» y ella era «Andrea» como en el programa ese de «Ensalada de locos». Era cuando en las casas había más de un aparato teléfonico y al levantar la bocina se escuchaba lo que decían por la otra línea. Qué anticuado suena todo esto.
Ya están un poco mayores que en la foto
Otra cosa que hacíamos era treparnos al coche y dar roles por las casas de los niños que nos gustaban, pasando frente a su casa con la lejana esperanza de verlo entrar o salir. También íbamos al cine, íbamos a Sanjuanistas los domingos, íbamos al Club Campestre (coladas, porque no éramos socias), íbamos al boliche que está cerca del Roger’s, veíamos películas. Es decir, nunca estábamos en nuestras casas.
Ambos fueron a terapia una sola vez, y no han querido regresar. Dicen que no quieren regresar con el terapista. Lo mejor que podría pasar, es que llegue la famosa vacuna y se acabe esta pesadilla. Para que toda la economía comience a recuperarse, para que la gente se deje de morir, y para que mis hijos puedan tener vida normal de adolescentes.
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Comenzó el 2020 sin mayor novedad. Nos llegaban mensajes por todos lados aclarando que el año no se debe escribir solamente los dos últimos dígitos, como hacemos con los otros años de nuestra vida, sino que se debe escribir completo. «Está bien», pensé. «No me cuesta nada escribir 2020 en lugar de solamente 20» Nada más me decía que este sería un año de locura.
Ya para fines del año pasado escuchábamos que en China había un virus muy contagioso y peligroso. «¿China?» nos decíamos a nosotros mismos «mientras no sea el pueblo que está entre Mérida y Campeche, no pasa nada». Tan confiados nosotros, creyendo que nada nos iba a pasar. Esa forma de pensar es muy adolescente, by the way.
Llega marzo y todos a encerrarnos en nuestras casas, los niños ya no van a la escuela, uno ya no va a la oficina, se cerraron hoteles, restaurantes, tiendas de ropa, distribuidoras automotrices, se suspendió la industria de la construcción, se paró el mundo. TODO EL MUNDO. No la ciudad de Mérida, no el estado de Yucatán, no nuestro México lindo y querido. Todo el mundo estamos en las mismas, algunos peor, otros mal, pero ninguno, ninguno, bien.
Por ahí de abril llega a nuestra hermosa Península de Yucatán una tormenta tropical llamada Cristobal, así como Colón, que se quedó estacionada como seis días e inundó poblaciones y las casas de todos.
Y para acabarla de amolar, la semana pasada, a mediados de julió, firmé el divorcio después de casi 22 años de vida conjunta. 21 de casados. Por iniciativa de él, así que peor tantito.
¿Cuál ha sido mi respuesta cuando las cosas no salen? Escribir. Escribo desde que soy niña, aprendí a leer sola y me puse a escribir cuentos e historias. Me gusta escribir cosas amenas y entretenidas, ya que no soy ninguna intelectual. Me sirve de catársis y me sirve para compartir lo que pasa por mi cabeza. Pasan tantas cosas por mi cabeza que no he logrado ser específica y hacer de este blog unitemático. A pesar de que todos los sitios de «tips» para escribir blogs lo recomiendan. No más, no puedo. Pasan demasiadas cosas por mi cabeza.
He decidido meterle más carne al asador, monetizar el blog y lograr una mayor audiencia con el favor de Dios. Escribir regularmente, con disciplina y tal vez en una de esas pueda ayudar a los lectores a distraerse un ratito. ¿Qué es lo que busco? Distraerlos y brindar un momento agradable. No busco pontificar ni enseñar nada, si ni con mi vida puedo, menos me voy a poner a dar lecciones. No, qué horror.
Pero si logro que pasen unos minutos agradables, misión cumplida. Y la cereza en el pastel es que evitaré no volverme completamente loca entre el encierro, la pandemia, el divorcio y la economía que se está haciendo pedazos.
La foto, obviamente, no es actual. Es de 1990 más o menos.
Gracias por leerme, de verdad, de todo corazón, muchas gracias por leerme.
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¿Ustedes ya vieron la película «Nicolás y Alejandra»? Es una super producción realizada en 1971 que narra los últimos años de los últimos zares de Rusia. Es una buenísima e interesantísima película, bien hecha, bien narrada, bien actuada, bien todo.
Después de ver la película, leí dos o tres libros acerca del mismo tema: de los últimos zares de Rusia que vivieron una trágica vida -obviamente, con los bolcheviques y Trostky, Lenin y demás- pero aún antes de eso tenían al hijo hemofílico y se metieron en algunas guerras muy innecesarias vs Japón y otros vecinos. Además que cayeron unos inviernos tremendos y los rusos se morían de frío o de hambre o de ambos.
En uno de los libros que leí, se analizaban los diarios personales del zar Nicolás II. En los días cuando estuvieron encerrados en Yekaterinburgo, donde finalmente morirían asesinados por los revolucionarios, Nicolás escribía mucho su diario íntimo. Decía, todo el tiempo, que estaba siguiendo la Voluntad de Dios. Insistía, en que esa era la Voluntad de Dios y que él tendría que obedecerla hasta el fin.
Explican los mismos libros que había una facción fuerte del ejército ruso que quería continuar con la monarquía, los zares, la Rusia Imperial, no quería que llegaran ningunos bolcheviques y se dirigían hacía Yekaterinburgo a rescatar al Zar y su familia para presentar un pie de lucha ante los revolucionarios.
Pero Nicolás, no quiso. Porque para él, lo más importante era la Voluntad de Dios. Estaba convencido de que la Voluntad de Dios era obedecer a los militares de la revolución que los mantenían encerrados.
Estos tiempos del COVID cuando estamos aceptando la voluntad de otras personas, que de ninguna manera son Dios, sino que son autoridades elegidas en unas elecciones suficientemente transparentes. Ellos tienen fuerza, cuerpos policíacos, guardia nacioanl, y tienen los argumentos para decirnos que no podemos salir de nuestras casas porque ponemos en peligro a nosotros mismos y a los demás. Es como vivir en una de esas teorías de la conspiración.
En una parte de la película mencionada, «Nicolás y Alejandra» el otrora Zar de todas las Rusias, emperador de un territorio enorme donde se le veía casi como un Dios, con derecho divino de gobernarlos, simplemente agradecia a Dios el hecho de estar vivo, de estar con su familia y que su familia estuviera viva. Con vida. Eso es todo. No pedía más.
Así estamos nosotros, no pedimos más que estar vivos, estar sanos y tener comida tres veces al día. Y lo que podamos hacer para ayudar a quienes no tienen tanta suerte como nosotros.
Si no han visto «Nicolás y Alejandra», veánla. Vale mucho la pena.
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