Comenzó el 2020 sin mayor novedad. Nos llegaban mensajes por todos lados aclarando que el año no se debe escribir solamente los dos últimos dígitos, como hacemos con los otros años de nuestra vida, sino que se debe escribir completo. «Está bien», pensé. «No me cuesta nada escribir 2020 en lugar de solamente 20» Nada más me decía que este sería un año de locura.
Ya para fines del año pasado escuchábamos que en China había un virus muy contagioso y peligroso. «¿China?» nos decíamos a nosotros mismos «mientras no sea el pueblo que está entre Mérida y Campeche, no pasa nada». Tan confiados nosotros, creyendo que nada nos iba a pasar. Esa forma de pensar es muy adolescente, by the way.
Llega marzo y todos a encerrarnos en nuestras casas, los niños ya no van a la escuela, uno ya no va a la oficina, se cerraron hoteles, restaurantes, tiendas de ropa, distribuidoras automotrices, se suspendió la industria de la construcción, se paró el mundo. TODO EL MUNDO. No la ciudad de Mérida, no el estado de Yucatán, no nuestro México lindo y querido. Todo el mundo estamos en las mismas, algunos peor, otros mal, pero ninguno, ninguno, bien.
Por ahí de abril llega a nuestra hermosa Península de Yucatán una tormenta tropical llamada Cristobal, así como Colón, que se quedó estacionada como seis días e inundó poblaciones y las casas de todos.
Y para acabarla de amolar, la semana pasada, a mediados de julió, firmé el divorcio después de casi 22 años de vida conjunta. 21 de casados. Por iniciativa de él, así que peor tantito.
¿Cuál ha sido mi respuesta cuando las cosas no salen? Escribir. Escribo desde que soy niña, aprendí a leer sola y me puse a escribir cuentos e historias. Me gusta escribir cosas amenas y entretenidas, ya que no soy ninguna intelectual. Me sirve de catársis y me sirve para compartir lo que pasa por mi cabeza. Pasan tantas cosas por mi cabeza que no he logrado ser específica y hacer de este blog unitemático. A pesar de que todos los sitios de «tips» para escribir blogs lo recomiendan. No más, no puedo. Pasan demasiadas cosas por mi cabeza.
He decidido meterle más carne al asador, monetizar el blog y lograr una mayor audiencia con el favor de Dios. Escribir regularmente, con disciplina y tal vez en una de esas pueda ayudar a los lectores a distraerse un ratito. ¿Qué es lo que busco? Distraerlos y brindar un momento agradable. No busco pontificar ni enseñar nada, si ni con mi vida puedo, menos me voy a poner a dar lecciones. No, qué horror.
Pero si logro que pasen unos minutos agradables, misión cumplida. Y la cereza en el pastel es que evitaré no volverme completamente loca entre el encierro, la pandemia, el divorcio y la economía que se está haciendo pedazos.


Gracias por leerme, de verdad, de todo corazón, muchas gracias por leerme.
Será un verdadero regalo entretenerme leyéndote!
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Gracias Palomiux un abrazo un beso y muchas oraciones por tu bienestar
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