La Fundación Bepensa, para la cual felizmente trabajo, estamos a punto de comenzar un proyecto de limpieza de cenotes, que va a estar sensacional. La primera fecha de limpieza será el 17 de mayo en Sakalum, Yucatán.
Ayer jueves 7 de mayo fuimos de visita exploratoria, para conocer el lugar y saludar a las autoridades. Para hacer el proyecto nos asociamos con un grupo de buzos y expertos en apnea que se llama «Ecologistas sub-acuáticos de Yucatán». La visita de ayer la realizamos con uno de ellos, que se llama Erik.
Primero fuimos al cenote que vamos a limpiar. Miren nada más esta belleza. A una persona con cero materia gris, seguramente algún riquillo de épocas pasadas, se le ocurrió la «magnífica» idea de construir una especie de mezzanine en medio del cenote. ¡Es una lástima! Fuera de eso, el lugar está wow.
Unos metros para allá, algo escondido del camino que está medio malo, nos detuvimos un minuto a ver este otro cenote, que se llama San Marcos, y para decirlo en buen inglés, me dejó «breathless». Sencillamente me dejó muda. Hermosísimo, la inmensidad del cuerpo de agua, la perfecta redondez, el color verde esmeralda, los bellísimos pájaros de colores que volaban encima, y sobre todo, sobre todo, la eterna e inmutable soledad de un lugar que no es muy visitado por los miembros de mi especie.
Finalmente, ya regresando a Mérida, pero no lejos de Sakalum, nos paramos otro minutito para apreciar esta hermosura de belleza de maravilla de increíble testimonio de la grandeza de Dios Creador. En este lugar se cayó mi teléfono.