Esta semana se sucedieron varias novedades en el mundo del tenis. La primera novedad es que Rafa Nadal, víctima de apendicits, después de perder y jugar miserablemente (no es propio de Nadal ninguna de las dos cosas) en el torneo de Basilea, decide retirarse del Abierto de París y de las finales de Londres, para operarse de apendicitis y enfocarse hacia el 2015.
Otra novedad es que el hijo de Novak Djokovic y su bella esposa Jelena ha nacido, se llama Stefan, igual que mi ídolo de los ochentas Stefan Edberg. ¡Muchas felicidades a los nuevos papás!
Mientras tanto, Roger Federer, feliz de la vida de que algo o alguien se haya encargado de su principal oponente para llevarse el trofeo de Basilea (Rafa Nadal) hizo exactamente eso: por sexta ocasión, se llevó a su chalet suizo rodeado de montañas el trofeo de Basilea. El partido fue el más rápido del mundo. Quizá no tanto. Lo cierto es que en poco más de una hora, Federer ganó al jovencito belga Goffin su trofeo dorado.
La otra final de ATP 500, en Valencia fue exactamente todo lo contrario. Ambos jugadores se esforzaron al extremo. Parecía que se iban a caer muertos en cualquier momento. Se les veía cansados a los dos. El partido duró tres horas, estuvo de verdadero ataque, pudo haber ganado cualquiera de los dos, esa es la verdad.
Algo muy excelente fue las dos señales que Tommy Robredo le hizo a Andy Murray al encontrarse en la red. Eso es terminar un partido con buen humor y sin hacer sentir al otro un demonio por haber ganado. Ojalá alguien le comparta el video a Federer.
Si te gusto lo que leíste, tal vez le guste a alguien más :)