Tengo una inquietud en mi cabeza. En días pasados mantuve un conflicto con una persona. Me dijo algo que no me gustó y le dije algo que no le gustó. Rompimos relaciones a la manera moderna: bloquéandonos uno al otro en el whatssapp. Es un poco ridículo todo esto, así somos los humanos, dizque «maduros» y en realidad unos infantiles chiquitos.
Total que el caso es que esta persona hizo otro «chat group» en whatsapp invitando a mis primas, a mi otra hermana, y sin invitarme a mi.
Mi parte neurótica me dice «ella está jugando al poder, está queriendo demostrar que tiene poder sobre tí. ¡En efecto así es! puede decidir a quien invita y a quien no invita, y a ti te está dejando fuera» Esa fue mi parte neurótica hablándome.
Mi parte racional me dice: «Ella quiere invitarte pero teme al rechazo. Piensa, basándose en sus experiencias anteriores al enfrentarse a tu mal carácter, que si te invita, la vas a mandar por un tubo, y eso será desagradable -por decir lo menos- para ella»
Por otra parte, si yo intento mandarle un mensaje y pedirle que me integre al chat, igualmente me pongo en una posición en la que ella, podría hacer algo similar: mandarme por un tubo, y lastimarme con ello.
La realidad es que estoy pensando demasiado, y eso siempre siempre es un error. Si quiero decirle que me invite, adelante. Si reacciona negativamente, es su problema – no el mio. Si reacciona positivamente, puede haber un desenlace feliz a todo esto.
Concluyo con esta frase de Karen Horney: «El hecho es que las personas están demasiado inmersas en sus propias neurósis, como para ser capaces de amar, o siquiera para saber como son en su individualidad; sus actitudes contra sí mismo son determinadas por sus propias necesidades y respuestas de origen neurótico»